“El consumo de alcohol es un factor de riesgo establecido para varias neoplasias malignas, y es un factor de riesgo potencialmente modificable para el cáncer”.
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Esta dura sentencia para los bebedores fuertes e incluso para los moderados, no la dijo un aprendiz. Es el resultado de un estudio muy serio del Comité de Prevención del Cáncer de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica (ASCO, por sus siglas en inglés)
Este Comité cree que “una postura proactiva de la sociedad para minimizar la exposición excesiva al alcohol tiene implicaciones importantes para la prevención del cáncer”. Dicho de otro modo, establecer políticas restrictivas –sobre todo publicitarias—como se ha hecho con el tabaco. Aunque la relación es menos clara que la de los cigarrillos con el cáncer.
Educar sobre los riesgos de beber
En la emisión de esta declaración, dice en el comunicado publicado por el boletín oficial de este organismo, el Journal of Clinical Oncology, ASCO se une a un número creciente de organizaciones internacionales al establecer una plataforma para apoyar estrategias efectivas de salud pública en esta área.
Los objetivos de esta declaración –que muchos podrían desechar tildándolos de alarmistas—son, según el Comité, promover la educación pública sobre los riesgos que existen entre el abuso de alcohol y ciertos tipos de cáncer; así como apoyar los esfuerzos de las políticas para reducir el riesgo de cáncer a través de estrategias basadas en evidencia que eviten el uso excesivo de alcohol.
En este mismo orden de ideas, ASCO busca proporcionar “educación a los proveedores de oncología sobre la influencia del consumo excesivo de alcohol y los riesgos de cáncer y las complicaciones del tratamiento, incluida la aclaración de pruebas contradictorias e identificar áreas de investigación necesaria con respecto a la relación entre el consumo de alcohol y el riesgo de cáncer y los resultados” que de ello deriven.
Como el tabaco, pero más sutil
En el comunicado de ASCO, publicado la semana que acaba de concluir y que ha levantado gran revuelo en Estados Unidos, el grupo cita evidencia de que incluso el consumo leve de alcohol puede elevar “ligeramente el riesgo de una mujer de cáncer de mama y aumentar un tipo común de cáncer de esófago”.
Los bebedores más fuertes, “enfrentan riesgos mucho más altos de cáncer de boca y garganta, cáncer de la voz, cáncer de hígado y, en menor medida, cánceres colorrectales”, advierte el grupo.
“El mensaje no es ‘No bebas’; el mensaje es: ‘Si deseas reducir tu riesgo de cáncer, bebe menos. Y si no bebes, no empieces'”, dijo a The New York Times la doctora Noelle LoConte, profesora asociada de la Universidad de Wisconsin-Madison y autora principal de la declaración de ASCO. “Es diferente al tabaco donde decimos: ‘Nunca fumes’. No empieces “. Esto es un poco más sutil”.
¿Cuánto es mucho?
Hay que decir que las investigaciones están en curso. Varias agrupaciones médica habían advertido sobre los riesgos del consumo de alcohol como una posible causa de cáncer. Pero esta es la primera vez que ASCO toma una posición. Y habría que escucharla con claridad.
ASCO afirma, en base a evidencia de investigaciones y estudios publicados con anterioridad, que 5.5 por ciento de los nuevos cánceres en el mundo y 5.8 por ciento de todas las muertes por cáncer “podrían atribuirse al alcohol.
Para esta agrupación de oncólogos estadounidenses, el alcohol juega un papel causal en los cánceres de garganta y cuello, caja de la voz, hígado y colon, así como en el carcinoma escamoso esofágico y, en las mujeres, el cáncer de mama. Para las mujeres una bebida alcohólica diaria aumenta el riesgo de cáncer de mama; para los hombres que tienen por costumbre dos bebidas diarias (los bebedores moderados), “casi duplican el riesgo de cáncer de boca y garganta y más del doble del riesgo de carcinoma de células escamosas del esófago, en comparación con los no bebedores”.
Se puede consultar el Journal of Clinical Oncology en: