John, de 17 años, reinventó el juego favorito de su abuela, de 86. Y no solo fue un éxito con ella.
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John tiene 17 años y quiere con locura a su abuela, huésped en un asilo de Massachussetts, Estados Unidos. Mary tiene 86 años y padece de mal de Alzheimer así que, por desgracia, no puede hacer crucigramas, su pasatiempo favorito. Sin embargo, su nieto no se ha quedado de brazos cruzados viendo cómo se desvanecía lentamente la memoria de su abuela. Para ayudarla, decidió simplificar el juego adaptándolo a sus dificultades: letras más grandes, palabras menos complejas y únicamente respuestas horizontales, ya que las verticales le resultaban más difíciles de leer. Mary está encantada de poder retomar sus hábitos.
En cuanto al nieto, animado por la alegría de su abuela, decidió dar un paso más. Quería probar la efectividad de su invención en otros residentes del hogar de ancianos. Todos lo probaron y el experimento cosechó un nuevo éxito. Desde entonces, el joven John ha publicado un libro completo de crucigramas para personas con problemas de memoria. Todos los beneficios se donan a la lucha contra la enfermedad.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se calcula que actualmente hay 47’5 millones de personas con demencia en todo el mundo. La enfermedad de Alzheimer está implicada en el 60-70% de los casos. Con 900.000 enfermos, Francia encabeza la lista de países con el mayor número de pacientes.