La Casa Vicens acaba de abrir sus puertas al público. Es el primer edificio que construyó Gaudí y en él ya pone de manifiesto el genio de sus propuestas posteriores.
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Más de un siglo después de que se construyera, la Casa Vicens -obra de Antoni Gaudí– se abre por primera vez al público. Quien conozca la Sagrada Familia, la Pedrera, la Casa Batlló, el Palau Güell, la casa Calvet, la Torre Bellesguard o el Park Güell, vuelve a tener una cita imprescindible con el genio de la arquitectura. No es tópico: es una necesidad.
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La Casa Vicens está situada en el barrio de Gracia, en pleno centro de Barcelona, pero en el momento de su construcción Gracia era un pueblo a pocos kilómetros de la ciudad y algunas familias lo tomaban como lugar de veraneo. Este fue el caso de Manel Vicens, burgués, agente de cambio y bolsa, casado y con una niña adoptada, quien en 1883 decidió adjudicar a Antoni Gaudí lo que iba a ser el primer encargo de vivienda una vez acabada la carrera de Arquitectura.
Gaudí tenía solo 31 años. Ese mismo año 1883 el Conde de Güell le pediría que se hiciera cargo de la Sagrada Familia y comienza a construir la Cripta, que acabará en 1889. La Casa Vicens, por su lado, solo tardaría dos años en levantarse.
Una “obra total”
Casa Vicens es un tesoro, una mezcla de castillo encantado, palacio oriental y costurero mágico: en ella ya se apuntan muchas de las soluciones y de las ideas que Gaudí tenía y expresó en obras posteriores: su admiración por la “obra total” (que le hacía unir arquitectura con cerámica, ebanistería, pintura…), su inquietud investigadora, sus retos por ir más allá de lo que era habitual o estaba de moda, su admiración por otras culturas (concretamente el estilo oriental y el arte árabe, en este caso). De ahí que se diga que la Casa Vicens sea una Casa Manifiesto en la que encontramos lo que después serán constantes en la obra gaudiniana.
En la Casa hay expresión del color tomado casi siempre de la naturaleza: los azulejos exteriores son verdes y amarillos como las plantas y flores que encontró Gaudí en la finca al visitarla por primera vez: clavel de moro, palmito, helechos, hiedras…
Vemos hojas de palmito en el hierro colado de la puerta de entrada y el muro; hiedras pintadas en un trampantojo de la sala para las damas… Y no faltan pájaros en los ventanales, lo que confiere al salón un aire oriental, como las celosías que permitían la vista al jardín sin ser vistos y a resguardo del sol de las horas más intensas.
Mezcla de estilos
La Casa se muestra sin mobiliario con la intención de que pueda verse toda suerte de trabajos de Gaudí en las paredes, los suelos, y los techos: vigas, mocárabes, estuco, un insólito trabajo de vegetales elaborados en papier maché y que dan aspecto de cerámica, mosaicos trabajados como los romanos (en opus tesellatum, en pequeñas baldosas cuadradas), esgrafiados (que habitualmente se usan en las paredes de los edificios y Gaudí prefiere emplear en el interior de las habitaciones)…
Uno de los esgrafiados, a modo de ejemplo, emplea como motivo la flor de la Pasión de Cristo: una muestra de que Gaudí ya estaba entonces interesado en vincular el sentido religioso al arte civil.
Cada habitación es una sorpresa y también lo son soluciones tan magníficas como la eliminación de pasillos (¿por qué no habrá seguido casi nadie su propuesta en la arquitectura contemporánea?) para ganar espacio entre habitaciones; o la creación de una estructura (él la llamaba “armadura”) capaz de sostener esas torres que parece que flotan en el aire.
La recomendación es visitar el espacio con guía y en horas de luz diurna ya que es mejor para apreciar los colores, el uso de la piedra y el ladrillo a la vista, y la entrada de luz en las estancias. Uno ve la Casa Vicens y se le vienen a la mente puntos de unión con la Torre Bellesguard, con la Pedrera, con la casa Batlló…
Patrimonio Mundial de la Unesco
Seis edificios de Gaudí en Barcelona son Patrimonio Mundial de la Unesco desde 2005 y uno de ellos es este, que hoy es propiedad de Morabanc, un banco familiar andorrano que ha tratado con esmero la recuperación del monumento.
Al fallecer Manel Vicens, la viuda puso en venta la casa y la adquirió un indiano, de apellido Jover, médico que regresaba a Barcelona después de haber hecho fortuna en las Américas. En 1925 se decidió una ampliación del edificio y el encargo fue para el arquitecto Serra de Martínez, sugerido por el propio Gaudí. La obra mereció un premio por aquel entonces.
En cuanto al jardín, hoy casi no se conserva nada del original, puesto que lo que antes era una finca rústica hoy es zona urbanizada de Gracia. Con todo, desde el tejado (con terraza), el visitante puede hacerse a la idea del espacio que rodeaba la casa así como de la vista que tenía Manel Vicens sin apenas levantarse de la cama de su dormitorio o desde la sala de fumar (a modo de anécdota valga decir que los restauradores no han tenido que quitar ninguna capa de humos de las paredes de aquella habitación, lo cual significa o que Vicens y sus amigos disfrutaron poco de los cigarros habanos allí, o bien que la ventilación que ingenió Gaudí era de primera).
Del mismo modo, el segundo piso -que hoy sería el más cotizado y por aquel entonces se utilizaba para la servidumbre y las tareas domésticas- contaba con luz, ventilación y grandes espacios de carácter práctico. Hoy el visitante encuentra allí maquetas, muestras de la cerámica, planos y el facsímil de uno de los pocos textos que escribió Gaudí en toda su vida. Está dedicado a la “casa pairal”, la casa familiar, y dice (entre otras cosas): “la casa propia es el país natal (…) y por eso es el ideal de todo el mundo”. Ojalá que todas en el mundo se construyeran con el aliento y el buen gusto de Gaudí.
Nota: en el momento de escribir este artículo quedan aún algunos pasos para terminar la restauración de Casa Vicens. Entre ellos, la imagen de Santa Rita que primero se veneró en una capilla al fondo del jardín y más tarde, al quedar destruida esta, junto a la casa. Es tradición del barrio de Gracia que los 22 de mayo de cada año haya bendición de rosas junto a la imagen de la santa. Los actuales propietarios tienen intención de colocar la imagen de Santa Rita muy pronto para que pueda ser de nuevo venerada.
Fotos: Pol Viladoms.