La congelación es una manera fabulosa de conservar alimentos y debemos saber cómo aprovecharla de la mejor manera.
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Se dice que hay alimentos que no conviene congelar, pero lo cierto es que solo es necesario conocer cómo hacerlo de forma correcta para que conserven su textura y su sabor.
En muchas ocasiones dudamos cuando queremos congelar lácteos, las cremas y las salsas. Son platos que solemos preparar en abundancia y reservarlos para otro momento, con el fin de no tener que estar preparándolos de nuevo.
Por eso les dejo algunos consejos a tener en cuenta se plantean estos alimentos.
Leche
Lo ideal es evitar congelarla. La leche y el yogur contienen grasas y agua que se cristalizan durante la congelación. Se forman grandes cristales de hielo que rompen las proteínas de la leche. Además, luego al descongelarla se encontraran con glóbulos de grasas flotando (grumos).
Pero si necesitamos congelarla hay que tener en cuenta dos cosas muy importantes para la seguridad alimentaria: primero, que el producto sea de buena calidad (sin patógenos) y, segundo, antes de su manipulación no deben exponerse a alteraciones.
El Centro Nacional de Estados Unidos para la Conservación Alimentaria (HFP sigla en inglés) recomienda no utilizar productos naturales o artesanales sino pasteurizados (leche que ha sido tratada con calor para destruir las bacterias patógenas).
Para su descongelación conviene usar el envase adecuado y tener el cuidado de no romper la cadena de frío para evitar alteraciones del producto.
Manteca o mantequilla
En el caso de la manteca o mantequilla y también de las margarinas, pueden congelarse si se encuentran en su envase o envueltas en papel aluminio, pero no durante mucho tiempo para evitar su enranciamiento.
Quesos
Con los quesos sucede lo mismo, para congelarlo se debe escoger bien el tipo de queso, ya que su proceso de congelación varía según la cantidad de grasas, agua y grado de maduración.
Los quesos que son muy blandos, como el requesón y la ricotta, no se congelan adecuadamente por su alto contenido de agua. De la misma manera, aquellos que estén demasiado curados se desmigajan en el proceso de descongelación.
En cambio hay quesos que soportan bien la congelación: el camembert, el brie, el havarti y alguno más duro como el gouda.
Cremas, sopas y salsas:
Estas se pueden congelar perfectamente dependiendo de su composición. Las menos recomendables son aquellas que contienen productos lácteos como natas o crema de leche, en donde se puede modificar la textura por su alto contenido de grasa y de agua y formar cristales de hielo.
La cremas de vegetales son una mezcla homogénea de varios ingredientes triturados. No deberían presentar ningún problema al congelarlas, siempre y cuando conozcamos todos sus ingredientes.
6 pasos para congelar correctamente las cremas, sopas o salsas de vegetales:
- Elegir ingredientes de buena calidad, frescos y de temporada, respetando bien los tiempos de cocción, y con muy poco agregado de sal.
- Triturar o procesar los vegetales dejando la textura lo más homogénea y fina posible.
- Cuando esté completamente fría, colocar en recipientes o bolsas aptos para congelador. Lo más práctico es guardarlas en porciones de unos 250 ml por persona, de esta manera después se descongela solo lo que se vaya a utilizar.
- No llenar del todo los envases para que puedan expandirse, porque al ser elaboraciones líquidas o semilíquidas suelen aumentar su volumen durante la congelación.
- Marcar el contenido y la fecha de envasado.
- Intentar no abrir el congelador en las horas siguientes.
Con estos simples consejos, no hay más que ponerse manos a la obra y congelar todo lo que necesites sin perder el sabor de tus alimentos y preparaciones. El tener algo congelado suele facilitar la tarea de elaborar un menú para cada día.