La fe y el amor a la Morenita del Valle mueve montañas
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Son años de gracia para Catamarca, Argentina, preparando los 400 años del hallazgo de la imagen de Nuestra Señora del Valle, una de las advocaciones marianas más extendidas del país. Y son días muy especiales viviendo esta gran fiesta mariana que culmina el día de la Inmaculada Concepción, una de las dos instancias anuales en las que el Noroeste argentino honra a su patrona.
Es habitual que, como todos los años, cientos de peregrinos lleguen a San Fernando del Valle de Catamarca tras días de caminata a pie desde sus pueblos. Un grupo incluso lo hace desde Concepción, Tucumán, distante unos 170 kilómetros.
El grupo de peregrinos “Coco Lonsalles” camina los cinco o seis días de peregrinación desde hace más de 30 años. También lo hacen desde Río Seco, Lules, y otras localidades tucumanas, y de otras provincias.
La fe y el amor a la Morenita del Valle mueven montañas, piensan los peregrinos, que suelen salir al camino en familia. Emociona verlos caminar a la vera del camino, y llama a la extrema prudencia de quienes circulan por las rutas catamarqueñas por estos días.
En las Fiestas en Honor a la Virgen del Valle de este año, al rico programa de peregrinaciones específicas de distintos grupos e instituciones, con misas y actos casi permanentes durante el tiempo de la Novena, se le sumó la participación de la Hermana Glenda, artista chilena residente en España, una de las máximas referentes de la música católica.
Las Solemnes Fiestas en Honor a Nuestra Madre del Valle en este 2017 hacen especial referencia a los 400 años del hallazgo de la bendita Imagen de la Virgen del Valle. Como tema para el Novenario se escogió la Piedad Popular, tema al que la diócesis dedicará un año que será lanzado al culminar las celebraciones, el 8 de diciembre.
El origen de esta advocación mariana se remonta a entre 1618 y 1620, en una gruta de Choya, Catamarca. Allí vivían españoles y originarios del pueblo, en su mayoría cristianos. Un originario que trabajaba para el español Manuel de Salazar un día oyó voces. A la mañana siguiente el hombre regresó a ese lugar y encontró las huellas y un sendero.
Caminó por él unos cinco kilómetros hasta llegar a un nicho con rústicos asientos y fogones recientemente apagados. Al fondo encontró una imagen de la Virgen María, pequeña, limpia, y morena, como los aborígenes, que pronto aprendieron a quererla, como así también los españoles.
Para que los peregrinos puedan visitar la gruta en la que tuvo lugar el hallazgo, desde la dirección de Transporte facilitaron para estos días coches especiales, además de otras facilidades para que el sistema de transporte pueda ser usado por peregrinos de otras provincias que no cuenten con el sistema usado en Catamarca.
Nuestra Señora del Valle es, además de patrona de Catamarca, patrona del Noroeste Argentino, de la diócesis de Añatuya, del paracaidismo y del turismo, entre otros reconocimientos que posicionan a esta advocación como una de las más concurridas por los argentinos a la hora de acercarse a la Madre de Dios. Su manto celeste y blanco y su tez morena hacen que algunos la confundan con Nuestra Señora de Luján. Poco importa.
Desde el Tepeyac hasta Choya, María es morenita, María es intercesora, a María caminamos hasta lo imposible porque María es la dueña de nuestros corazones.