Un “super héroe” al lado de los pobres y que vivió un milagro: Evitó ser picado por una araña muy venenosa
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¿Un santo como el hombre araña? Bueno no tanto hombre araña, pero sí casi. Si no llega a ser por la intervención divina le hubiera picado una araña. Además por su santa vida de caridad podemos decir que fue como un “súper héroe”, al lado de las personas necesitadas. Hablamos de San Conrado de Constanza.
Conrado nació en el año 900. Hijo del conde Enrique de Altdorf, descendiente de los famosos Welf o Güelfo, la antigua casa de Baviera. Desde niño fue educado para el servicio a la Iglesia. Llegando a ser primero sacerdote y luego obispo de Constanza. Llegó al cargo gracias a la influencia de su familia y en poco tiempo se quedó sin ningún bien personal. Todos sus bienes lo donó, para construir y reparar iglesias, escuelas, monasterios y hospitales.
A San Conrado se lo suele representar con su vestimenta de obispo, con el cáliz en la mano del que sale una araña. ¿Por qué? Una leyenda medieval cuenta que durante una misa Pascual celebrada por el santo, una araña venenosa cayó justo en el cáliz con el vino eucarístico. Conrado consideró más reverente tragar la araña que despreciar la Sangre de Cristo derramándola y después de beberlo todo sólo esperó a que el veneno hiciera efecto, pero no fue así, la araña sólo salió de su boca y se marchó, sin hacerle ningún daño.
Conrado murió en el 976, después de cuarenta años de obispo y fue enterrado en la iglesia de San Mauricio de Constanza, fundada por él. Sería enterrado en la catedral, donde sus reliquias son muy veneradas.