El cardenal Turkson, entrevistado por Vittorio V. Alberti en el libro Corrosión, analiza en detalle el fenómeno creciente de la corrupción, aportando la visión de la Iglesia Católica en su lucha contra lo que ya supone una epidemia a escala mundial.
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El 9 de diciembre se celebra el Día Internacional contra la Corrupción, una plaga que en los últimos años ha adquirido magnitudes considerables: según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, cada año se paga un billón de dólares en sobornos y los corruptos roban más de dos billones de dólares anuales, lo que en total supone más del 5% del PIB mundial. En el intento de sensibilizar la opinión pública, el Vaticano ha propuesto la creación de una red global que desarticule las redes criminales, además de instituir un día de oración contra la corrupción, el crimen organizado y la mafia durante el mes de febrero de 2018.
Corrosión emerge, por tanto, en un momento clave en la lucha contra las prácticas corruptas, y recoge principalmente la visión de la Iglesia Católica ante un problema de magnitud internacional y que afecta tanto a los países desarrollados como al hemisferio sur. El libro, con prefacio del Papa Francisco, tiene como objetivo que aflore una comprensión holística de la corrupción, planteando el tema no solo como un delito de sobornos, sino desde su esencia antropológica y como un dilema mundial que está corroyendo la sociedad del siglo XXI.
Una visión humanística «engrandecida por la fe»
El cardenal Peter Turkson ha ocupado puestos muy diversos dentro de la Iglesia. Fue Arzobispo de Cape Coast, Presidente de la Conferencia Episcopal de Ghana hasta 2005 y relator en el II Sínodo de los Obispos para África en 2009. Ese mismo año, fue nombrado Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz por Benedicto XVI y, en 2016, el Papa Francisco le designó primer prefecto del Dicasterio vaticano para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
El autor de la entrevista es Vittorio V. Alberti, filósofo, oficial de la Santa Sede en el mismo Dicasterio y director de la revista Sintesi dialettica. Escogió al cardenal Turkson, experto en materia de corrupción, con el propósito de que aportara su conocimiento global sobre el tema y analizara el fenómeno desde una perspectiva humana.
A lo largo del libro, Turkson insiste en la dualidad de la Iglesia, que conforma el cuerpo místico de Jesús pero está inscrita también en la familia humana, por lo que posee «los medios necesarios para cambiar el mundo». Es decir, define el cristianismo como una realidad que encaja perfectamente en la vida cotidiana y debe orientarse a la reforma social, pero con el componente de la fe, que amplía –y no restringe– el horizonte de búsqueda y acción.
La corrupción, “una forma de blasfemia”
El Vaticano es firme en su postura ante la corrupción: el pasado agosto, el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral publicó un documento donde abogaba por hacer frente común contra la corrupción y proponía estudiar la excomunión para mafiosos. El propio Papa Francisco ha llegado a definirla como «una forma de blasfemia» y «un camino de muerte». Turkson alega que la corrupción desprende mal olor, mediocridad, indiferencia y negación de la libertad, puesto que niega a uno mismo la posibilidad de superarse o de ir más allá, “como cuando se cierran las ventanas de la casa y jamás se ventila”.
Un corrupto, por tanto, pierde su dignidad como persona porque la práctica lo corrompe hasta el punto de convertirse en una mercancía que se puede «comprar y vender», en palabras del cardenal entrevistado. No obstante, Corrosión también examina en profundidad el arrepentimiento y el deseo de trascender como vía de salvación, resaltando así la esencia reconciliadora de la Iglesia Católica.
Una lectura necesaria para saber defender el papel de la Iglesia y, más concretamente, la postura del Vaticano frente a la problemática actual de la corrupción, y descubrir los medios existentes para ponerle freno.
Laura Revuelta