A pesar de las restricciones impuestas para reducir su consumo, el tabaquismo sigue siendo una epidemia del siglo XXI
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Multiplicando 20 cigarrillos (1 cajetilla) por 365 días a un precio medio de 4 $/€ el resultado da: 7300 cigarrillos anuales y un coste aproximado de 1460 $/€. Esta es la cuenta que debería hacer cualquier fumador habitual para concienciarse de la magnitud de su adicción.
Sin duda, se trata de una de las peores inversiones que una persona puede hacer para sí misma. El coste económico, sin embargo, es secundario si se compara con el que puede llegar a representar para la salud y la calidad de vida de un fumador. Desde este punto de vista, estaríamos de acuerdo en afirmar que el coste es incalculable.
El tabaquismo provoca cáncer, enfermedades respiratorias y enfermedades cardiovasculares. Un elevado porcentaje de las muertes por enfermedad pulmonar obstructiva crónica y por enfermedad cardiovascular precoz. Si la tendencia actual no se frena, para 2030, el tabaco será responsable de la muerte de más de ocho millones de personas cada año.
Dimensionar en su totalidad los costes globales que provoca el tabaquismo es prácticamente imposible pero los datos, resultado de estudios internacionales realizados por las agencias internacionales de salud, presentan unas cifras alarmantes. Según la Encuesta Mundial de Tabaquismo en Jóvenes, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada cuatro mayores de 13 años fuma con regularidad.
Estrategias antitabaco
Para disminuir el número de consumidores de tabaco y reducir las enfermedades y muertes que se registran cada año a consecuencia del cigarrillo, los países han impuesto duras restricciones para fumar, de acuerdo con las estipulaciones del convenio Marco contra el Tabaco decretado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
- Prohibición total de la publicidad
- Subida de precios
- Restricción de lugares de venta
- Restricción de espacios de consumo
Empaquetado genérico o plain packaging
El empaquetado genérico o plain packaging es una de las estrategias más recientes impuestas en la lucha contra el tabaco para conseguir que las cajetillas dejen de ser un estímulo visual atractivo y llamativo. En el año 2016, la OMS dedicó el Día mundial sin tabaco a promover el empaquetado neutro que implica desprender a los envases de los aspectos atractivos y promocionales. Este tipo de empaquetado (en inglés plain packaging) se ha traducido con diferentes términos: envase genérico, envase estándar, envase blanco…
Su principal objetivo es estandarizar la apariencia de los paquetes eliminando que la imagen de la marca pueda incentivar e influir en el consumo.
- Reducir el atractivo del tabaco
- Incrementar la efectividad de las advertencias sanitarias
- Disminuir la información engañosa
Según la Dra. Ana Maria Furió, coordinadora del Grupo de Abordaje al Tabaquismo de semFYC, esta medida es “una forma de neutralizar el mecanismo psicológico inconsciente que hace que el fumador fije su atención en el envoltorio y olvide su carácter nocivo”.
Por ello, los paquetes tienen un solo color de fondo e incluyen una información obligatoria del gobierno reseñando las advertencias sanitarias. Además, en cada cajetilla se imprime una fotografía a todo color acompañada de un mensaje descriptivo que alerta de los riesgos específicos sobre la salud causados, directamente, por el consumo de tabaco: “tu humo daña a tus hijos, tu familia y amigos”, o “fumar daña tus pulmones”, “fumar provoca 9 de cada 10 cánceres de pulmón”, etc.
Las principales conclusiones del estudio “El envase neutro de los productos de tabaco: una nueva estrategia para el control del tabaquismo” realizado por el Dr. Juan Miguel Rey-Pino “el envase neutro tiene un efecto disuasorio para iniciar el consumo y promueve el abandono en las personas fumadoras, al disminuir el atractivo del producto, incrementar la notoriedad de las advertencias sanitarias y proporcionar información realista acerca del riesgo asociado a la conducta de fumar”.
Fumar mata
FUMAR MATA es el lema que unifica a todos los mensajes de una campaña internacional dedicada a la prevención del tabaquismo que también persigue la concienciación sobre los efectos nocivos del tabaco a terceros, es decir, a los fumadores pasivos que sufren los “humos” de quienes tienen alrededor.
A principios de los años 20 hasta bien entrados los años 60 del siglo XX, la industria tabaquera realizó múltiples y exitosas campañas de publicidad para incentivar el consumo de tabaco aprovechando que se desconocían, por parte de los consumidores, sus efectos sobre la salud.
Fumar era signo de elegancia, beneficioso para la salud, bueno para calmar la ansiedad, bajar de peso y daba energía. Lo recomendaban personajes célebres, actores, médicos por famosos, médicos e incluso niños. ¿Quién podía negarse a encender un cigarrillo?
Este mito está destronado y en pleno siglo XXI la situación ha cambiado radicalmente. Vivimos en la era antitabaco a pesar de que las tasas de consumo todavía son altas y, en algunas regiones del mundo y grupos de riesgo, adolescentes, jóvenes y mujeres, en contra de estancarse o decrecer, se observa una tendencia al alza.
En el conjunto de Latinoamérica, Ecuador, Colombia y Argentina lideran el consumo de tabaco entre los adolescentes, y las mujeres fuman cada vez más que los hombres. En Chile, según el Ministerio de Salud, el 37,1% de las mujeres fuma, y entre las edades de 13 y 15, las jóvenes chilenas son las que más fuman en el mundo.
A pesar de las leyes restrictivas para evitar el consumo, las campañas de prevención, los programas de deshabituación, los medicamentos inhibidores de la adicción y las múltiples estrategias y esfuerzos dedicados a la erradicación del tabaquismo la cifra que representa sus consecuencias se resume en una sola frase:
Más de 370.000 personas mueren anualmente por las enfermedades cardíacas, respiratorias y oncológicas que causa el tabaquismo.