Una de las postales navideñas más emotivas de América Latina
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En el continente hay un sinfín de tradiciones cuando llega este tiempo tan especial de Nochebuena y Navidad. Pero en Ecuador hay una que no pasa para nada desapercibida y tiene como objetivo ser conocida cada vez más tanto a nivel nacional como internacional.
Se trata del Pase del Niño Viajero, una celebración religiosa con fuerte arraigo en la ciudad de Cuenca, provincia de Azuay, y que desde hace unos años fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado (desde hace tiempo se vienen haciendo gestiones para que también sea reconocida por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad).
En esta oportunidad, se espera que miles de devotos participen de la popular procesión este 24 de diciembre y es uno momento en que muchos se disfrazan de personajes bíblicos, además de otros propios de Ecuador, y marchan caminando junto a carros alegóricos.
Sin dudas un gran despliegue de fe y devoción que convoca a otras actividades paralelas y transforma a la ciudad de Cuenca en un fuerte atractivo turístico por estas fechas.
Detrás del impulso de esta tradición se encuentra la Fundación Municipal de Turismo de Cuenca que está intentando difundir con mayor fuerza la celebración en Ecuador, pero también está el ferviente apoyo del Monasterio del Carmen de la Asunción y de la Arquidiócesis de Cuenca.
“¡Ya llegó el viajero!”
El Niño Jesús es el único que por estas fechas logra paralizar a una ciudad entera cuando sale a recorrer las calles, pero detrás de esta procesión hay una rica historia y surgió en honor a una talla de madera creada en el Siglo XIX y que ha sido llevado de viaje por monseñor Miguel Cordero Crespo, descendiente de quien talló la obra, a lo largo de ciudades como Roma y Tierra Santa.
Al regreso del viaje, señalan las reseñas, allá por el año 1961, una amiga del sacerdote que llevó a peregrinar por aquellos lados a la imagen expresó las siguientes palabras: “¡Ya llegó el viajero!”.
De ahí en más el Niño Viajero ha cobrado un protagonismo único cada vez que sale por las calles de Cuenca. Y este año no será la excepción. Tanto a nivel hotelero como de diversas personas vinculadas al sector turístico, además de cuestiones de logística y seguridad, se están aprontando para darle el mejor de los recibimientos a todos los que se acerquen a disfrutar de una de las postales navideñas más emotivas de América Latina.