Después de algunos años de convivencia, a menudo se constata un hecho amargo: “Nos hemos perdido como pareja, nos hemos convertido en compañeros de piso”.
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¿Cómo mantener a la pareja unida y conservar un fuerte vínculo conyugal?
Ya tengáis poco tiempo para los dos o seáis amantes jóvenes o jubilados, no dejéis que vuestra relación pierda magia o se deteriore, cuidad vuestro amor con esta “regla de tres” salvadora.
“Sumando el tiempo en el metro, el curro, el sueño, más niños y redes sociales, el resultado es una pareja que ya no se comunica”, afirman los psicólogos.
Estas parejas dan prioridad a su deseo de ser buenos padres y a su trabajo para garantizar un equilibrio económico.
Si le añadimos un ambiente profesional cada vez más estresante, encontramos que la pareja, aunque sigue siendo un refugio seguro, ya no recibe tantas atenciones por falta de energías.
Para colmo, una cruel decepción, porque nadie imagina que podría llegar a semejante nivel de distanciamiento con su pareja.
Ahora bien, ¿existen antídotos contra el desamor? ¡Por supuesto! Son esos pequeños o grandes momentos compartidos entre los dos los que se vuelven absolutamente indispensables para conservar una relación de marido y esposa.
Seguid juntos estos pasos compartidos en tres tiempos, ¡como un vals del éxito!
2 minutos al día
Las grandes personas tienen también sus palabras mágicas. ¿Las de la pareja? “Perdón”, “gracias”, “por favor”, “te quiero”.
Es responsabilidad de cada uno pronunciarlas cada día con unas frases que alivien un daño, que transmitan admiración, que animen al cambio, que eviten la rumiación inútil.
Repetíos cada día un perdón o unas gracias que tengáis preparados de antemano. Es más fácil dar un pequeño perdón rápidamente que expulsar un viejo rencor.
Elodie explica su caso concreto: “Llevo 10 años resentida con él por su actitud durante nuestra fiesta de compromiso, y todavía me pesa”.
Por su parte, Karl responde diciendo que “el tema sale todas las semanas”. Ha sido necesario un sincero intercambio de disculpas, en sesión con un consejero matrimonial, para que esta herida ya infectada pudiera curarse y cerrar.
“¿Por qué decirse gracias?”, se sorprende Jane, que opina que “es del todo normal que él me ayude”.
Sencillamente, porque las muestras de agradecimiento, las palabras de reconocimiento, son indispensables para sentirse amado y valorado por el cónyuge.
Su ausencia produce una baja autoestima y un desaliento que se transforman, a menudo, en reproches o enfados.
2 horas a la semana
Este es el salvavidas indispensable para toda pareja que quiera mantener viva la llama.
Es un consejo que recomiendan los psicoterapeutas y que puede tomar multitud de formas.
Hay quienes prefieren un tiempo estructurado y se inscriben en alguna actividad de pareja; otros, disfrutan más las sorpresas organizadas, por turnos.
¿Es realmente necesario incluso en esas semanas tan ajetreadas? ¡Y tanto que sí!
La pareja es el primer hijo de la pareja, según le gusta decir a Denis Sonet.
La llegada de los hijos es un factor de distanciamiento que hay que tomar en serio para evitar convertirse únicamente en una pareja de padres.
¿Un truco? Cread vuestra caja de pequeños momentos felices.
Regalaos una caja bonita, escoged juntos 20 actividades para hacer en pareja, dentro de vuestras posibilidades, y anotadlas en papeles que meteréis en la caja. Sacad un papel cada domingo por la tarde.
¿El desafío? Realizar la actividad antes del domingo por la tarde próximo.
A Edwige le encanta la idea: “Hemos escogido unas ideas muy variadas, desde una ducha juntos a un brunch, pasando por una comida a la semana en un restaurante cerca de mi trabajo, hacer un álbum de fotos, un curso de enología, un desayuno en la cama, un mansaje o incluso una peli en casa tranquilos”.
2 días al año
Al menos 48 horas sin hijos. Es algo de lo más efectivo para recordar que también sois amantes.
Un tiempo en el que decir y repetir palabras dulces, reír como al principio, una pizca de insensatez…
¿Admiras todavía a tu cónyuge? ¿Le expresas gratitud por todo lo que habéis construido juntos (a pesar de las adversidades)?
Algunos días antes de la escapada, intentad recordar estas cosas y hacer “aprovisionamiento de amabilidad” para luego expresarlo mutuamente.
Pasado el primer momento probable de incomodidad, saboread sin moderación la felicidad de dar o de recibir palabras gratificantes.
¿Os gustaría hacer una escapada juntos pero no termináis de encontrar el momento? Preguntaos qué os detiene.
¿El cuidado de los hijos? Un intercambio con otra pareja será fantástico para las dos familias.
¿Vais cortos de presupuesto? No hay que estar forrado para disfrutar de un fin de semana en un camping o en una casa rural rodeados de vacas, con ordenadores y teléfonos apagados.
¿Aun así no os decidís? Quizás tenéis algo de resistencia interna que os impide alcanzar vuestro objetivo.
El psicólogo Jean Monbourquette aconseja: “Escuchad esa resistencia. ¿Qué os quiere decir?”. ¿Habría algún peligro con pasar una tarde juntos a solas?
Ronan lo admite: “Evitaba ir de vacaciones los dos solos porque siempre recibía muchos reproches por parte de Manon y no soy tan bueno discutiendo como ella”.
Llegad a un acuerdo antes de salir: una mini luna de miel para cultivar o recuperar la felicidad de ser una pareja, ¡pero nada de ajuste de cuentas!
Si tenéis demasiado guardado en vuestros corazones, actuad para encontrar remedio: unas cuantas sesiones con un consejero matrimonial os ayudarán a encontrar el buen camino.
Este artículo ha sido originalmente publicado en la edición francesa de Aleteia y ha sido traducido y/o adaptado para los lectores de Aleteia en español.