“Cuando me encuentro en tiempos difíciles, la Madre María viene a mí / Diciendo palabras de sabiduría: Déjalo estar”
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Los sueños siempre le han venido bien a Paul McCartney. Una mañana de 1965, se despertó con la melodía de Yesterday completamente formada, con su música melancólica confirmando su alegre reputación de “el Beatle guapo”.
Sus problemas parecían muy lejanos durante estos días embriagadores de obsesión de pelo largo, pero tres años más tarde el sueño compartido con sus compañeros de grupo se había transformado en una pesadilla de desacuerdos creativos, riñas empresariales y choques de carácter.
“Estaba pasando por un momento realmente difícil en torno al otoño de 1968”, recordaría más tarde McCartney en el libro de Marlo Thomas Las palabras precisas en el momento oportuno.
“Ya estaba muy avanzada la carrera de The Beatles y habíamos empezado a hacer un álbum nuevo, una continuación del White Album. Como grupo, empezábamos a tener problemas. Creo que tenía la sensación de que The Beatles iba a disolverse, así que me quedaba despierto de madrugada, bebiendo, tomando drogas, yendo de bares, como era común entre mucha gente de entonces. Sin duda, vivía y jugaba fuerte”.
Fue entonces cuando, durante uno de los breves episodios de sueño irregular que consiguió intercalar en su insomnio, una vez más recibió una visita en sus sueños; esta vez la de una presencia reconfortante de fe y fortaleza. McCartney, que se despertó a la mañana siguiente con las fuerzas restablecidas, tomó papel y bolígrafo para escribir una canción nueva que evocara esta emotiva experiencia.
Cuando me encuentro en tiempos difíciles, la Madre María viene a mí/Diciendo palabras de sabiduría: Déjalo estar.
En los años venideros, admiradores de todo el mundo interpretaron que esta figura era la Virgen María, Madre de Jesús, pero la verdad era mucho más literal para el compositor de la canción. Sintió el cálido confort de su propia madre, Mary Mohin McCartney, que sucumbió a un cáncer de pecho cuando él tenía solo 14 años.
“En un sueño vi a mi madre, que llevaba muerta unos 10 años”, contó al escritor Barry Miles en la biografía autorizada Many Years from Now. “Fue fantástico verla, porque eso es lo maravilloso que tienen los sueños: te reúnes de verdad con esa persona durante un segundo; está ahí y parecéis estar físicamente juntos de nuevo. Fue maravilloso para mí y ella fue muy tranquilizadora. En el sueño me dijo: ‘Todo irá bien’. No estoy seguro de si usó las palabras ‘Déjalo estar’ [Let it be], pero esa era la esencia de su consejo. Era: ‘No te preocupes demasiado, todo va a salir bien’. Fue un sueño tan placentero que me desperté pensando ‘Oh, ha sido estupendo poder hablar con ella otra vez’. Me sentí muy bendecido por haber tenido aquel sueño. Eso me hizo escribir la canción Let It Be’”.
Las palabras salieron de la misma fuente subconsciente que hizo brotar la apenada letra de Yesterday. La muerte repentina de Mary dejó devastada a la familia McCartney, para quien era una fuente principal de fortaleza y apoyo. “Mi madre había sido enfermera, muy trabajadora, porque quería lo mejor para nosotros. No éramos una familia pudiente —no teníamos coche, apenas pudimos permitirnos una televisión—, así que mis dos padres trabajaban y Mamá contribuía con una buena mitad de los ingresos familiares. De noche, cuando volvía a casa, solía cocinar, así que no teníamos mucho tiempo para estar juntos. Pero simplemente era una presencia muy reconfortante en mi vida”. Como no sabía nada de su enfermedad, Paul McCartney quedó tan impactado por la muerte de su madre que su primera reacción automática fue: “¿Qué vamos a hacer sin su dinero?”. Fue una frase que le atormentaría durante años.
McCartney lidió con su dolor entregándose al dominio de la guitarra. El dramático hecho sirvió también como cimiento para su amistad con John Lennon, que perdería a su madre menos de dos años después en un accidente de tráfico. “Aquello se convirtió en un vínculo muy grande entre John y yo”, dijo McCartney durante el documental The Beatles Anthology. “Ambos teníamos este torbellino emocional que debíamos afrontar y, como éramos adolescentes, teníamos que manejarlo muy rápido”. Juntos, se animaron mutuamente a la creación.
Aunque sería apresurado decir que el primer trabajo compositivo de McCartney, I Lost My Little Girl, estaba directamente inspirado en el trauma familiar, Yesterday sí se vuelve especialmente emotiva cuando se piensa desde la perspectiva de un desorientado joven que reaccionó mal tras la abrupta muerte de su madre.
“Por qué tuvo que irse, no lo sé, no lo dijo/ Dije algo malo, ahora añoro el ayer”.
Mientras que Yesterday dificultaba sus despreocupados días de fama, fortuna y admiración con recuerdos de un profundo arrepentimiento, Let It Be es su imagen espejo, ofreciendo esperanza desde la profunda oscuridad de sus adentros. “Me desperté con una sensación estupenda. Era como si me hubiera visitado de verdad en este momento tan difícil de mi vida y me diera este mensaje: Sé dulce, no luches contra las cosas, simplemente intenta seguir la corriente y todo saldrá bien”.
La canción tomaría forma por primera vez en enero de 1969, durante las tortuosas sesiones de lo que entonces se conoció como Get Back, un proyecto multimedia que combinaba un especial de televisión con un álbum en directo. Las relaciones entre los Beatles estaban más tensas incluso que durante la grabación del White Album seis meses antes, y McCartney sentía que el grupo se desmoronaba sin remedio. Por fortuna, su ánimo se vio reforzado por la nueva mujer de su vida: su futura esposa Linda Eastman. “No mucho después del sueño, me casé con Linda, que fue mi salvación”, recordó. “Podría decirse que era como si mi madre la hubiera enviado”.
La experiencia Get Back fue tan desagradable que las cintas quedaron en un cajón durante un año, durante el cual The Beatles logró grabar un último álbum, Abbey Road, titulado en honor de su hogar creativo de siempre. McCartney regresaría allí el 4 de enero de 1970, con George Harrison y Ringo Starr, para dar los toques finales al Let It Be que grabaron anteriormente. Por las circunstancias correspondientes a su distanciamiento, Lennon estuvo ausente de la sesión; en su lugar, Linda permaneció al lado de McCartney para darle ánimos y, excepcionalmente, aporte creativo. “La canción es una de las primeras cosas que Linda y yo hicimos juntos musicalmente”, recordó el Beatle. “Solo pensé ‘Oh, estaría bien probar un armonía’. Aunque Linda no era una cantante profesional, la había escuchado cantar por la casa y sabía que podía mantener una nota y cantar tan agudo. Así que lo intentó y funcionó y se quedó en la grabación. Puede escucharse a día de hoy”. Harrison también contribuiría con los coros y con un nuevo solo de guitarra, concluyendo así la última sesión de The Beatles como grupo.
Let It Be sería el último single de la banda antes del anuncio de su separación en abril y también sería el tema que daría nombre a su LP canto de cisne estrenado un mes después. Desde entonces ha alcanzado el estatus de un himno moderno querido por todos que trae alegría e inspiración a millones de personas. En 1986 fue escogido para poner el broche al concierto repleto de estrellas Live Aid en Londres, transmitiendo el mensaje celestial de fe de María por todo el mundo. La canción traería consuelo a su autor una vez más en 1998, cuando una multitud de 700 personas la cantó en el funeral de Linda, que había perdido la batalla contra el cáncer de pecho. Para McCartney, fue un conmovedor eco de la tragedia que experimentó de niño, pero la música continuaba ayudándole.
A pesar de su intenso significado personal, McCartney ha mantenido una actitud bondadosa en relación a las interpretaciones más piadosas de la canción. “‘Madre María’ lo convierte en algo cuasi religioso, así que puede entenderse así, no me importa”, contó a Miles. “Me alegra que la gente quiera usarla para apuntalar su fe. No tengo problemas con eso. Creo que es estupendo tener cualquier tipo de fe, sobre todo en el mundo en que vivimos”.
Artículo publicado originalmente en la edición inglesa de Aleteia que ha sido traducido y/o adaptado para los lectores de Aleteia en español