El Centro espiritual de los cristianos de Irak empieza a ser reconstruido después del paso del ISIS por sus muros
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Después de más de 1700 años, los cristianos siguen siendo los hijos irreductibles de Irak. Al contrario de lo que afirma el ISIS, su presencia es muy anterior a la conquista islámica. Los cristianos fueron evangelizados muy temprano por Santo Tomás y pudieron, desde el principio, constituirse en Iglesia.
Hubo un santo mítico, Mar Behnam, uno de los primeros príncipes asirios convertidos a Cristo. Él inició a su pueblo en las enseñanzas de Jesús antes de ser martirizado por su propio padre. Durante siglos, los monjes siriacos católicos han sido los fieles guardianes de la tumba de Mar Behnam hasta la invasión del ISIS en 2014. Los yihadistas pusieron durante más de dos años su cuartel en el monasterio, lo que – ¡feliz consecuencia! – permitió la preservación relativa del lugar.
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Antes de irse, los islamistas intentaron volar el monasterio. En vano… Las diecinueve bombonas de relojería milagrosamente no explotaron. Sin embargo, la tumba de Mar Behnam fue severamente dañada. Representaba todo lo que aborrecía el Estado Islámico: la veneración de los santos, por un lado, pero también un lugar de peregrinación unificador. Mar Behnam, un santo iraquí que durante siglos ha sido capaz de reunir a su alrededor a los cristianos, pero también a yazidíes y sunníes que continúan rindiéndole homenaje. Para el ISIS, una encrucijada espiritual escandalosa que pervierte la piedad musulmana.
Hoy, la iglesia del monasterio se mantiene en pie. Este magnífico edificio del siglo XII alberga una cúpula de la Virgen María, única en todo Oriente Próximo, donde piezas de cerámica con oraciones escritas en arameo mezcladas con fascinantes rayos de sol conducen inexorablemente a Dios. “Un esplendor …” concluye en silencio el obispo Petros Mouché, arzobispo de Mosul.
Cincuenta metros más allá, la famosa tumba de Mar Behnam. Una sala octogonal al aire libre. La cúpula se ha reducido a mil pedazos. Dos túneles, aún muy frágiles, conducen a la tumba. Para ingresar, uno debe inclinarse en actitud de humildad.
Es tiempo de reconstrucción
En el corazón de la tumba, es tiempo de reconstruir. Veinte trabajadores iraquíes terminan de evacuar el montón de escombros. Guillaume de Beaurepaire, un joven arquitecto francés y miembro de Fraternité en Irak, supervisa este proyecto histórico. “Después de haber limpiado más de 600 metros cúbicos de escombros donde se entremezclaban estatuas, cruces elaboradas, la losa imponente que cubría la tumba de Mar Behnam, los exvotos … ahora reconstruiremos la cúpula”. Él y su equipo se basan en una fotografía antigua de la tumba tomada en 1910 y prestada amablemente por el servicio de arqueología de Mosul.
Por el momento, la tumba permanece sin techo. Muros blancos bañados en cal rodean a los pocos peregrinos que han venido a rezar; el nicho, donde descansan los Santos Behnam y Sarah, está hecho de mármol de Mosul. Imaginamos el pesebre de Belén … Humilde y desnudo.
Para la comunidad cristiana, la tarea aún es larga. Hay que revivir la piedad popular en torno a esta joya de la iglesia. Para volver a conectar con la antigua tradición de peregrinación. Encontrar la unidad simbólica de la gente alrededor de esta tumba sagrada. Mar Behnam no se levantará en un día. Fraternité en Irak está comenzando este duro trabajo de renovación. Una inversión de 250,000 euros. Porque para estos cristianos de Iraq, este monasterio es, como la catedral de Notre-Dame de París, el símbolo y el esplendor de sus dos mil años de espiritualidad.