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El 1 de enero entró en vigencia una nueva ley en el país nórdico que exigirá a las empresas de 25 empleados o más demostrar que los sueldos sean igualitarios en función de las responsabilidades de cada quien, sin importar su género, etnia, sexualidad o nacionalidad.
El proyecto fue presentado en marzo de 2017 y aprobado en junio, sobre todo atendiendo a la demanda de cientos de mujeres islandesas que reclamaban que, en promedio, ganaban 14% menos que los hombres (que, valga acotar, es uno de los porcentajes de desigualdad más bajos del mundo).
De hecho, hasta crearon un “Día Libre de las Mujeres” el año pasado, llamado Kvennafri, en el que decenas de trabajadoras salieron horas antes de su jornada laboral normal (justamente un 14% menos de su horario regular) para protestar en las calles por equidad salarial.
Condiciones
A partir de 2018 las empresas estarán en la obligación de revisar su nómina cada tres años (mucho tiempo si me preguntan a mí, pero al menos es un avance) para garantizar que a hombres y mujeres, blancos y negros, heterosexuales y homosexuales, locales y extranjeros se les pague lo mismo si realizan el mismo trabajo. Tras la revisión, deberán pasar un reporte al gobierno, quien les dará un certificado de cumplimiento o una multa si han cometido discriminación de algún tipo.
Islandia ha tenido leyes en contra de la discriminación salarial desde 1961 y, como en muchos otros países, es ilegal pagarle más a alguien sólo porque es hombre, por ejemplo… Sin embargo, como también ocurre en el resto del mundo, sucede de “forma silenciosa” y sin mayor penalidad por parte de las autoridades.
Por esta razón, las asociaciones de derechos de las mujeres islandesas se muestran contentas porque esta nueva ley es una herramienta más para tener bases y pruebas de que se comete una irregularidad y las empresas se piensen dos veces antes de hacerlo por el castigo.
Sin embargo, sí queda la preocupación de que se establezcan parámetros que realmente funcionen para determinar que una persona tiene y hace las mismas labores que la otra.
Asimismo, quedan muchos otros problemas por resolver, como por ejemplo, que no haya discriminación a la hora de la contratación. Sin embargo, es un primer paso que ojalá sirva no sólo de ejemplo para otros países, sino también para seguir evolucionando en el marco legal contra la discriminación en el campo laboral.
Alemania, por el sendero
Alemania ya es un país que se contagió con esta ley islandesa. A partir de este sábado, en las empresas de 200 empleados o más, las mujeres tendrán derecho a solicitar el sueldo medio de sus colegas varones con responsabilidades similares para poder reclamar jurídicamente equidad en el pago.
Igualmente, las compañías con 500 o más trabajadores deberán publicar actualizaciones salariales regularmente para demostrar que cumplen con las normas de equidad salarial.
Alemania es uno de los países europeos con mayor porcentaje de desigualdad de sueldo entre hombres y mujeres (21% aproximadamente) y quienes se oponen a esta ley, entre otras cosas, han dicho que se agregará más burocracia a las compañías y que se pueden generar ambientes laborales hostiles, llenos de envidia y descontento (¿y qué hay de las mujeres que ya se sienten así por la injusticia salarial en sus puestos de trabajo? Perdón, pero tenía que decirlo).
Estas leyes, por supuesto, deberán ser aplicadas y estudiadas con mucho cuidado, ya que hay muchas aristas que quedan por fuera y muchos juicios de valor que pueden tornarse subjetivos, por no hablar de que puede traer consecuencias negativas en cuanto a la contratación, donde las empresas prefieran contratar a hombres que a mujeres, alegando capacitación y no género, pero en el fondo sea para evitarse posibles situaciones que les resulten incómodas o legalmente problemáticas.