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Son solo las ocho de la mañana y ya te encuentras en modo pelea con tus hijos. Ya ha habido en casa tres discusiones, has levantado la voz y sientes que has perdido el control del día cuando apenas ha empezado.
¿A que te encantaría tener un botón para hacer reset con el que devolver el tiempo y comenzar de nuevo? Lamentablemente este botón no existe en la vida real, pero si existen maneras de comenzar de nuevo y dejar atrás aquellas actitudes que atacan la armonía familiar.
Muchas veces nos encontramos en esta situación sin querer porque vamos siguiendo una espiral de reacciones que nos va quitando la capacidad de responder racionalmente y nos pone a la defensiva.
Cuando esto pasa, cualquier cosa, por muy pequeña que sea, vuelve a disparar nuestras emociones y reaccionamos emocionalmente en vez de tener una respuesta adecuada a la magnitud del problema.
Es por esto que el primer paso para empezar de nuevo hacernos conscientes de que nuestras respuestas no están siendo racionales sino que reaccionamos por pura emoción.
Una vez que nos damos cuenta de esto es necesario tomarnos un tiempo para clamarnos. Puede ser con respiración, visualización o cualquier técnica que nos ayude a volver a nuestra realidad y nos ayude a poner las cosas de nuevo en perspectiva.
Esta toma de consciencia es importante porque es la que nos permite retomar el rumbo, y poder tomar acciones concretas para recomenzar.
En segundo lugar, debemos pedir perdón. Es un acto de humildad que además les enseña mucho a nuestros hijos: sus padres también se equivocan y pueden reaccionar de una manera que no es la adecuada, pero también tienen la valentía para pedir disculpas y comenzar de nuevo.
Estas disculpas deben venir acompañadas de un acto de cariño, puede ser un abrazo, una nota escrita, o cualquier cosa que sabemos que les guste. De esta manera ellos reconocerán que nuestras ganas de retomar el día son sinceras, y que, a pesar de las discusiones o peleas, nuestro amor nunca disminuye.
Sin embargo, no todo se arregla mágicamente con estos gestos. Para de verdad recomenzar de nuevo es necesario reconocer cuáles son las actitudes o situaciones que nos llevaron al descontrol.
Debemos ser capaces de reconocerlas y trabajar en conjunto por mejorarlas y conseguir las soluciones para que no se vuelvan a repetir.
Por ejemplo, si la crisis comienza porque nadie está a tiempo en la mañana para salir a la escuela, pues no es suficiente con pegar cuatro gritos y luego pedir perdón. Es necesario evaluar si hay que levantarse más temprano, o si es necesario poner un despertador para que se levanten solos, en vez de desgastarse por 20 minutos tratando de que se levanten de la cama.
Siempre es posible comenzar de nuevo, lo importante es que tengamos la capacidad de reconocer que muchas veces reaccionamos de una manera exagerada por el cansancio o por la acumulación de disgustos, y que podamos mirar con ojo clínico las soluciones a estos problemas para conseguir una vida familiar mucho más armónica y feliz.