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Ginecólogo oyó una pregunta en Guadalupe y ocurrió algo asombroso

BRUCHALSKI
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Jaime Septién - publicado el 18/01/18
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“¿Por qué me haces daño?”

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Una clínica de ginecología y obstetricia que se llame “Tepeyac” podría estar en cualquier lugar de México o de América Latina. Pero, ¿en el norte del Estado norteamericano de Virginia; en plena costa oeste de Estados Unidos? ¿Por qué ahí?

La razón está en lo que vio y oyó su fundador en la Basílica de Guadalupe, en el Tepeyac, Ciudad de México. Una pregunta de Dios a través de la mirada de Guadalupe, “¿Por qué me haces daño?”, cambió la vida y la práctica médica del ginecólogo estadounidense John T. Bruchalski.

Cuerpo, mente y espíritu

La clínica, o más bien el colectivo Tepeyac OB / GYN, situado en Fairfax (Virginia), se define como “una práctica médica pro-vida de Obstetricia y Ginecología, dedicada a las mujeres y sus necesidades individuales”.

Se trata de un equipo de cinco obstetras / ginecólogos certificados, así como parteras y enfermeras para toda las mujeres, “atentos a su cuerpo, mente y espíritu”.

Desde una perspectiva de empresa católica, ofrece una gama completa de servicios integrales de ginecología y obstetricia, desde salud adolescente hasta salud menopáusica. “Tepeyac –dice su presentación web- ha estado sirviendo en el área del norte de Virginia por más de 20 años”.

En un tema que supone tantos atentados a la vida y tanta manipulación del cuerpo de la mujer, la clínica fundada por Bruchalski destaca por su misión que va más allá de la medicina y encaja en la trilogía misericordia-justicia-relación médico y paciente.

Medicina misericordiosa

Para este colectivo la medicina “es un acto de misericordia”, una forma en que Dios promulga su salvación en el mundo. “La medicina misericordiosa representa la dignidad de la persona humana en todos los estados”.

Los que trabajan en este centro pro-vida creen con firmeza que “Cristo es el máximo sanador y el centro de todas nuestras relaciones” por lo que están comprometidos a honrar “a la persona completa: cuerpo, mente y espíritu”.

El cuidado médico al que “Dios nos llama”, dicen los doctores de Tepeyac, es un cuidado integral. Desde luego, en lo físico, pero, también, en lo emocional, espiritual o financiero.

El valor fundamental es, de acuerdo con su declaración de principios, la “bendición de la fertilidad de la mujer”. Su objetivo es “abrazar, en lugar de reprimir, el don de la fertilidad”; amando al paciente y esforzándose por aliviar el dolor.

Sin embargo, dicen los médicos de Tepeyac, “aun cuando nos esforzamos por aliviar el sufrimiento, podemos encontrarle sentido a medida que nos unimos más profundamente con Cristo”.

¿Quién es el doctor Bruchalski?

El doctor Bruchalski recibió su título médico de la Facultad de Medicina de la Universidad del Sur de Alabama en 1987. Completó su residencia de ginecología y obstetricia en el Eastern Virginia Medical Center y en el Jones Institute for Reproductive Medicine en Norfolk, Virginia en 1991. Recibió la certificación de la junta en 1993.

Durante su entrenamiento, Bruchalski realizó abortos por el deseo de ayudar a las mujeres, pero se dio cuenta de que el aborto no estaba logrando la libertad, la salud y la felicidad que buscaban.

Poco tiempo después Bruchalski regresó a la fe católica y “sintió el llamado de Dios para comenzar una práctica de especialidad médica que verdaderamente ayudara a las mujeres”.

Así, en 1994, fundó Tepeyac en Fairfax, comprometiéndose a servir a todas las mujeres, “independientemente de sus creencias, antecedentes o situación financiera”.

En 2000, fundó Divine Mercy Care, una organización sin fines de lucro que financia la atención prenatal y posparto para aproximadamente el 30 por ciento de las pacientes embarazadas de Tepeyac que se encuentran en necesidad económica.

Con la mayor frecuencia posible, el doctor Bruchalski se pone a disposición de diferentes audiencias para hablar sobre ética y conciencia, bioética, manejo de hormonas, fertilidad y su propio testimonio de fe.

Lo que opinan los pacientes de Tepeyac

Entre las múltiples opiniones favorables que ha recibido esta empresa, destacan las dos siguientes:

“Soy un paciente con seguro (de gastos médicos) que ha elegido a estos doctores por su fe y el valor que le dan a la vida de las madres y los bebés a los que sirven … Estoy orgulloso de ellos y se los recomiendo a todos, independientemente de su religión creencias, porque son doctores que pueden darnos confianza. En este día, y en esta edad, esto se está volviendo más raro”.

“Qué alivio ha sido que estemos con una práctica (médica) que no recomienda tratamientos de fertilidad que violarían nuestras conciencias. En cambio, el médico que lloró con nosotros cuando perdimos a nuestro primer hijo por un aborto involuntario, también se regocijó con nosotros cuando, varios años después, nació nuestra hija. Gracias a Dios por su misericordia y amabilidad”.

Sin duda un gran ejemplo de apuesta por la vida, en medio de una sociedad que cada vez más se apunta a la cultura de la muerte. Y ello quedó muy claro en una de la respuestas del doctor Bruchalski al Catholic Business Journal:

“Vemos la medicina como un acto de misericordia, no como un fútbol político. Como albergar a las personas sin hogar, vestir a los desnudos, alimentar a los hambrientos, instruir a los ignorantes, aconsejar a los dudosos: la medicina es un verdadero acto de misericordia”.

Información sobre Tepeyac OB / GYN: https://www.tepeyacobgyn.com/


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