Los monasterios del norte de Europa fueron los primeros en hacer cerveza, a diferencia de sus colegas del surLos monjes de la Europa medieval eran unos auténticos maestros cerveceros que despertarían las envidias de cualquier cervecero artesanal contemporáneo. Hubo un tiempo en que ellos tuvieron el monopolio de la manufacturación, distribución y venta de cerveza. A medida que la bebida empezó a ser una excelente fuente de financiación para las comunidades religiosas, no tardó en caer bajo el control de empresarios seculares y de la nobleza. Aquí, siguiendo un artículo publicado en el sitio web catalán Sapiens.Cat, os presentamos tres cosas que quizás no sabíais sobre las cervezas monásticas.
-
La elaboración de cerveza era un sostén económico de los monasterios (¡y todavía lo es!)
Las abadías trapenses, que se suponen deben ser autosuficientes y garantizar cobijo para los peregrinos, son consideradas los centros originales de la maestría cervecera. Algunos monasterios del norte de Europa empezaron a fabricar cerveza para consumo propio ya por el siglo VIII. Sin embargo, a principios del siglo XIII, la cerveza ya había dejado de ser un alimento barato tanto para monjes como para pobres, y pasó a convertirse tanto en un arte como una fuente rentable de beneficios.
-
La cerveza era una alternativa más barata y sana al agua y la leche
Durante mucho tiempo, la cerveza formó parte de la dieta diaria de niños y adultos, igual que la col, la cebolla y el pan. Era más barata y más sana que el agua y la leche, que a menudo estaban contaminadas y, por ello, se consideraban potenciales medios de transmisión de enfermedades infecciosas. A diferencia de la leche y el agua, el proceso de elaboración de la cerveza eliminaba las bacterias. Por entonces era la única alternativa que tenían monjes y pobres, ya que el vino era demasiado caro de producir en los países del norte de Europa (algo que no sucedía en el Mediterráneo, por razones obvias) y el té, el café y el chocolate no llegaron hasta mucho más tarde.
-
La cerveza era una bebida indispensable en los orfanatos
Las cervezas más ligeras (con solamente un 3 por ciento de contenido alcohólico) se producían tiempo ha para alimentar a niños en orfanatos monásticos. Se les servía una pinta diaria de cerveza, generalmente elaborada a partir de avena u otros cereales nutritivos, que alimentaban bien a los niños al mismo tiempo que mantenían los costes de su alojamiento y pensión a un nivel razonable. Además, la cerveza también prevenía y sanaba algunas enfermedades en los niños, como la tuberculosis, debido a sus ligeras propiedades antibióticas.