Estos hombres y mujeres, como San Pablo, tenían un espíritu inquieto, hasta que encontraron su hogar en Cristo
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
Una de las conversiones más famosas del cristianismo fue la de san Pablo Apóstol. Después de lanzarse en un viaje de persecución contra los cristianos, el encuentro de Pablo con Cristo resucitado lo puso en un nuevo camino que no solo le cambió a él, sino a todo el mundo.
Desde entonces, innumerables almas han adoptado la religión cristiana en todos los rincones del globo. Esto incluye a muchos santos que no solo se convirtieron, sino que se volcaron de lleno en el cristianismo. Como con san Pablo, su encuentro con Cristo cambió radicalmente su forma de vivir y, simplemente, no podían volver a su antiguo estilo de vida.
Aquí tenéis una pequeña selección de santos que se sintieron llamados a abrazar el Evangelio de Jesucristo.
Satoko Kitahara
Hija de un aristócrata japonés, Kitahara se crio en la religión sintoísta. Después de la Segunda Guerra Mundial, sintió un profundo vacío en su interior y empezó a buscar la verdad. Encontró inspiración en un grupo de fieles cristianos que vivían en Japón y fue bautizada con 20 años. Después de convertirse, se comprometió a atender las necesidades de los pobres y enseñar el catecismo a los niños.
Marcello Labor
Nacido de padres judíos en Italia, Labor asistió a la Universidad de Viena para convertirse en médico. Allí conoció a su esposa y se casó por el ritual judío. Su vida cambió dramáticamente durante la Primera Guerra Mundial cuando fue alistado como oficial médico en el ejército italiano.
Durante su tiempo en el frente, él y su esposa fueron bautizados, debido a un juramento que Labor había hecho a la Santa Madre. Tras la guerra, Labor abrió un consultorio médico donde sirvió los pobres de la ciudad. Después de la muerte de su esposa, se convirtió en sacerdote y soportó muchos sufrimientos antes de su muerte.
Catalina Tekakwitha
Criada entre el pueblo mohawk cerca de Auriesville, Nueva York, Tekakwitha era la hija de un jefe mohawk. Después de un brote de viruela, sus padres murieron y luego la criaron otros familiares. Llegó un momento en que se permitió a los jesuitas visitar las aldeas locales y, cierto día, Tekakwitha conoció a un sacerdote jesuita, que la catequizó. Adoptó el nombre de “Kateri” (Catalina) después de bautizarse y tomar a Jesús como esposo.
Carlos Lwanga
Criado en la tribu Buganda de Uganda, Lwanga oyó hablar del cristianismo por primera vez por boca de miembros de la corte del jefe Mawulugungu. Allí aprendió más sobre la figura de Jesucristo e inició su camino hacia el cristianismo.
Tras la muerte de Mawulugungu, Lwanga fue paje en la corte del rey Mwanga II. El nuevo rey empezó a perseguir ferozmente a los cristianos y Lwanga fue testigo de la muerte del líder de los pajes. Fortalecido por el ejemplo de los mártires muertos, Lwanga solicitó su bautismo, pero poco después fue apresado y ejecutado por su valiente fe.