Falleció a los 94 años después de una vida dedicada a certificar los ascensos de los montañeros (sin subir ella)
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Los montañeros no temían el ascenso sino a Elizabeth Hawley, porque aquella mujer de apariencia frágil pero mirada penetrante era quien certificaba que habían alcanzado la cumbre.
En 2009, la surcoreana Oh Eun-Sun llegó a la cumbre del Kanchenjunga, con lo que lograba reunir los 14 ochomiles que hay en el mundo. Era la primera mujer que lo conseguía en la historia del montañismo. Sin embargo, Hawley, como siempre hacía con su trabajo, le pidió pruebas de aquello y tras el encuentro anotó en su cuaderno: “Cuestionable”. Y puesto que Hawley lo cuestionaba, no era válido.
Así fue como Edurne Pasabán, de nacionalidad española, se convirtió poco después en la primera mujer que lograba culminar la proeza porque Hawley sí dio por bueno su testimonio.
La impronta de Elizabeth Hawley es innegable. Y en honor a su trabajo, en 2014 el Gobierno de Nepal bautizó una montaña de 6.182 como Monte Hawley.
Elizabeth Hawley era de origen norteamericano. Nació en Chicago en 1923. Viajó a Nepal a finales de los años 50 como periodista que se encargaba de cubrir la transición democrática del país. Pocos años después decidió instalarse allí, en Katmandú, colaborando con la agencia Reuters.
Primero como aficionada, comenzó a registrar los ascensos del Himalaya coincidiendo con el interés creciente por el montañismo en la zona. Más tarde, sería el propio gobierno nepalí el que vio que su tarea era imprescindible.
Fundó la Base de Datos del Himalaya
Así fue como se fundó la Base de Datos del Himalaya, a la que Hawley se dedicaría toda su vida. Una labor que hacía de buen grado por la amistad que entablaba con los amantes de la montaña pero que conllevaba al mismo tiempo certificar muertes, algo que conmovía profundamente a Hawley.
Conoció a los grandes de la escalada, desde Edmund Hillary hasta Reinhold Messner, el hombre que hizo por primera vez todos los ochomiles del planeta.
“No quería asustar a nadie”
Resultaba curioso ver a Elizabeth Hawley desplazándose en un utilitario por la zona. Ella nunca subió a los picos, ni siquiera a los campamentos base. Sin embargo, los montañeros confiaban en ella y se sometían a una entrevista previa al ascenso. Después, volvían para confirmar qué habían hecho y con aquellos datos ella podía certificar el logro. “No tenía intención de asustar a nadie“, afirmó en una entrevista a la BBC, “pero lo cierto es que me ven como una jueza”.
Existen varios libros sobre su vida, entre ellos “La guardiana de las montañas” de Bernadette McDonald. Si te interesa, puedes adquirirlo aquí en inglés.