En febrero 2018, el Pontífice exhortará a rezar en todo el mundo para frenar la corrupción
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Implorar por “aquellos que tienen un poder material, político o espiritual y no se dejen dominar por la corrupción”. Se trata de la intención de oración del Papa Francisco para el mes de febrero 2018 que será publicada junto con un vídeo a través de la Red Mundial de Oración a inicios del mismo mes.
Una plegaria para pedir también la gracia de ser conscientes dado que se puede caer en la tentación de la corrupción en cualquier momento. Aquí cabe señalar para la reflexión, la parábola moderna que el Papa contó sobre la corrupción de un hombre que se creía mejor que los demás, posiblemente inmune a la corrupción:
“Una vez, recuerdo una conversación que tuve con una persona, un profesional. Y me decía cómo llevaba la cosa. Joven, tendría treinta años. Y él me decía que trataba al personal doméstico de una manera nada noble, y mencionaba las cosas que hacía con el personal doméstico. Yo le dije: “Pero… usted no puede hacer eso. Eso es pecado”. “Padre –me dice–, no vamos a comparar esa gente conmigo, esa gente está para eso”. Y es lo que piensa el tratante sexual, el tratante de trabajo esclavo: los corruptos”.
Por eso, es fácil señalar con el dedo las otras personas para decir contra: ¡Ese es un corrupto! Al mismo tiempo que tenemos en la mano otros dedos más apuntando hacia nosotros mismos, parafraseando al Papa.
¿Pero que pasa si la propia alma ya está podrida antes que nuestro cuerpo? Pregunta difícil hasta para Santo Tomás que reflexionó sobre la relación de la muerte del hombre y el alma respecto a la corrupción sustancial del cuerpo.
¿Y si hay también corrupción sustancial del alma? Entonces podría ser que haya muertos espirituales que caminan por el mundo, hombres y mujeres inconscientemente portadores de podredumbre.
“Pecador sí, corrupto no” porque “todos somos pecadores”, insiste el Papa (23.01.2018, vuelo de regreso a Roma desde Perú).
Ante un “pecado fuerte”, entonces “me freno y trato de no hacerlo”. De esta manera, la consciencia de la propia corrupción ya es un dono divino para implorar después el perdón a Dios.
Francisco asegura tener miedo no al pecado sino a la corrupción. “Porque la corrupción ya te va viciando el alma y el cuerpo; y un corrupto está tan seguro de sí mismo que no puede volver atrás”.
La costumbre es ver a los demás como corruptos, cuando ese virus (termino del Papa) puede entrar por la ventana contaminando la propio casa, familia, iglesia y sociedad. Recurrente es la percepción de que sea un problema de otros y titular de noticias en los medios de comunicación.
Francisco aseguró que el caso Odebrecht es un ‘botón’ de muestra de la corrupción en América Latina y no es exclusiva de esta región. La corrupción es un mal que persiste hasta en los sagrados palacios del Vaticano lo dijo el Papa en la audiencia general del miércoles pasado (24.01.2018).
La corrupción es una ciénaga. “La corrupción es como esos pantanos chupadizos que vos pisás y querés salir, y das un paso y te vas más adentro, más adentro, más adentro, y te chupó”.
En efecto, el líder de la Iglesia Católica movilizó hace algunos meses la discusión sobre la corrupción y se está estudiando desde el Vaticano la “excomunión” para los corruptos y los mafiosos.
El mismo Papa hace una autocrítica a la Iglesia: ¿Y en la Iglesia, hay corrupción? Sí. Hay casos de corrupción en la Iglesia…Siempre los hubo, porque hombres y mujeres de iglesia entraron en el juego de la corrupción”. Y sin hacerle el quite a los pecados de la Iglesia, mencionó los abusos sexuales cometidos por el clero.
En línea con la intención del Pontífice del mes de febrero 2018, se puede adoptar a un corrupto en la oración, la cual podría iniciar con un sano auto examen de conciencia.