El I es el Estado, el II Castel Gandolfo… ¿y el III?
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Era el 13 de mayo de 1981. La plaza San Pedro gemía de alegría esperando el paso del santo pontífice. De repente toda esa alegría se convierte en gritos confusión, corridas. Mehmet Ali Ağca ha disparado a Juan Pablo II.
Velozmente socorren al Papa, que había perdido mucha sangre. El complejo hospitalario Agostino Gemelli es el escogido para ingresarlo, con un plantel de reconocidos médicos cristianos y agentes sanitarios que cuidan de él día y noche con conmensurable afecto.
Juan Pablo II, hombre fuerte y deportivo, comienza poco a poco a restablecerse. Bajo su ventana, también su pueblo vela día y noche con oraciones incesantes, y es desde allí, como buen pastor, que comienza a dar sus primeros Ángelus cuando apenas puede ponerse en pie.
Y el hospital se convierte -como él mismo lo llamó- en el “Vaticano III (el Vaticano II sería la villa veraniega papal de Castel Gandolfo).
El policlínico Gemelli es el segundo hospital más grande en Italia, un sueño hecho realidad de un padre franciscano, Agostino Gemelli, quien nunca pudo ver terminada su obra, ya que falleció antes de que se inaugurara.
El hospital está estrechamente ligado a la Universidad del Sagrado Corazón de Roma, que intenta formar médicos cristianos que se dediquen no solo a la cura del paciente, sino también a la persona humana en cuanto ser único e irrepetible, atendiendo sus necesidades tanto físicas como psíquicas.
Un hospital a la vanguardia, que trata de mantener su identidad ética y social no solo con la investigación clínica sino también en lo económico y organizativo.
El establecimiento cuenta con varias estructuras que amenizan la estadía del paciente, como: una gran biblioteca, una hermosa ludoteca donde los niños pueden divertirse al lado de sus padres en convalecencia. En el 2016 se inauguró una sala cinematográfica con 160 puestos, muchos de ellos preparados para acoger a pacientes en sillas de ruedas, siendo el primer hospital en tener una estructura para la “cineterapia”.
Quien visita el hospital puede sentir en el aire el paso de este querido pontífice santo. En la plaza donde el pueblo se reunía para rezar o para escucharlo desde su ventana, se inauguró en el 1990 una estatua que lleva el nombre”¡No tengáis miedo!”, obra del escultor toscano Stefano Pierotti, donde hoy los transeúntes y pacientes lo recuerdan dejándole flores o encendiendo una vela para pedirle un favor.
La capilla del hospital atesora una pequeña reliquia que contiene su sangre.
Muchos fueron los personajes ilustres a nivel internacional que visitaron el hospital, entre los más queridos la Madre Teresa.
En el siguiente enlace puedes ver las imágenes históricas.