Antes de acostarse, el niño necesita sentirse tranquilo y calmado. En su cascarón, puede disfrutar de una dulce noche reparadora. Para sus padres, es la garantía de su buen desarrollo físico y psicológico. Así lo explica una experta en sueño infantil.
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En torno a 15 horas para un niño de menos de un año y 9 horas a partir de los 6 años… Un buen sueño es algo necesario para el niño.
Mientras duerme, segrega hormonas de crecimiento y desarrolla su sistema nervioso, entre muchos otros beneficios.
Aunque es esencial para su bienestar, dormir bien no siempre parece ser una prioridad para los niños. Demasiado cansado tras la jornada escolar, contrariado por una discusión con un amigo o emocionado por un dibujo animado, a veces no es fácil poner a dormir a un niño.
La edición francesa de Aleteia a entrevista a Pascale Pavy, psicóloga experta en sueño infantil y autora del libro Petit rituel zen, 30 histoires relaxantes pour s’endormir en douceur, editorial Mango (Pequeño ritual zen: 30 historias relajantes para dormir con dulzura; una caja con 30 cartas ilustradas con historias que el niño puede elegir en función de sus preocupaciones). Propone a través de esta obra 30 historias para animar al niño a conciliar el sueño con serenidad.
Aleteia: ¿Por qué a los niños a veces les cuesta conciliar el sueño?
Pascale Pavy: Los niños a veces sienten tensión nerviosa al final del día debido a un ritmo frenético, a un uso abusivo de las pantallas… También pueden tener dificultades para relajar su tensión muscular. El miedo a la oscuridad, las pesadillas, las tormentas, los monstruos, etcétera pueden ser otras causas. Algunos siguen repletos de demasiadas emociones que invaden su mente y eso les impide dormir. Las causas de las dificultades para dormir son multifactoriales y es necesario conocer bien al niño para ayudarle a dormir.
¿Qué importancia tienen los rituales nocturnos para los niños?
Un ritual nocturno que propicie el adormecimiento es “un paréntesis mágico” entre el momento del despertar del día y el momento del sueño de la noche. Un momento dulce que el niño tiene ganas de encontrar cada noche, un tiempo precioso para compartir, un momento dedicado a él y que le tranquiliza. El placer de este momento de transición es importante para entrenar al niño a ir a dormir: relajarse, llenarse de imágenes positivas, centrarse en buenas sensaciones, en definitiva, encontrar su propia manera de alcanzar un sueño de calidad.
¿Nos dar algunos ejemplos de rituales?
El cuento que lee el padre o madre por la noche cuando el niño está en la cama sigue siendo un ritual muy eficaz (¡siempre que sea un cuento positivo y no uno de miedo!), ya que es un momento compartido que calma y permite el regreso a la tranquilidad a través de la imaginación. Cuando el niño pide siempre el mismo cuento, es porque satisface sus necesidades. Por lo tanto, es mejor respetar su elección, entre historias elegidas por el adulto por sus cualidades relajantes.
En las historias imaginadas para Petit rituel zen, el niño que elige su tarjeta se reconoce en su individualidad. Escogerá una historia donde pueda concentrarse, donde sea consciente de su respiración, donde se imagine nadando con un delfín o creciendo fuerte como un árbol. El niño toma consciencia de lo que le calma y le hace feliz. También puede pedir un masaje en la cabeza cada noche, una nana o algo de música.
¿Cómo se anima a los niños a conciliar el sueño?
Las condiciones propicias para un buen descanso también han de ser parte del ritual. Así, el niño sabe que no podrá jugar en la tableta por la noche, que se irá a la cama a una hora determinada, que encontrará de nuevo su cuento o canción favoritos… La luz de la habitación será tenue, se habrá instalado la calma en la casa.
Para animar al niño a dormir, es necesario que el padre o madre que le acompañe esté tranquilo y relajado. En general, los cuentos también relajan a los padres que lo leen en voz alta, se evaden al mismo tiempo que los hijos en el imaginario del cuento. Si el ritual consiste en un masaje, los padres deben distenderse para que el tacto sea relajante.
A veces, es necesario un momento de conversación para que el niño exprese sus preocupaciones, para que encuentre una buena salida a sus tensiones. Cada niño es diferente, cada momento de la vida cambiará, así que el acompañamiento hacia el sueño difiere según el niño, la edad y el periodo más o menos sensible en el que se encuentre.
¿Qué es un sueño de calidad en un niño?
Durante el sueño se producen muchas funciones fisiológicas. Las hormonas que promueven el crecimiento, la reparación celular o el sistema inmunológico se secretan especialmente durante la etapa de sueño profundo.
Del mismo modo, la fase de sueño paradójico (REM) favorece la creación de conexiones cerebrales, la memoria, la organización de la información adquirida en las últimas horas y la regulación de las tensiones del día. Un sueño es reparador siempre y cuando respete las cinco fases, desde la más ligera hasta la más profunda. No es la cantidad lo que cuenta, sino la calidad. Lo importante es respetar el ritmo y las necesidades de sueño de cada niño.
Entrevista realizada por Mathilde Dugueyt.