“Cuando crucemos esta puerta, atráenos más profundamente hacia tu Tu presencia”La puerta es una de las partes más importantes de un hogar. A través de ella entramos y salimos, recibimos a las visitas y nos despedimos de viejos amigos. Es un lugar de tristeza y de alegría, de partidas y de llegadas.
Por eso, deberíamos invocar la presencia de Dios, rezarle para que bendiga y proteja nuestra puerta y nuestro hogar. Para ello, una de las formas más habituales es recurrir a la oración de bendición tradicional del hogar en Epifanía. Sin embargo, no es la única manera de invocar la bendición de Dios sobre nuestra puerta y hogar.
A continuación disponéis de una oración alternativa que puede pronunciar cualquiera, sacerdote o laico:
Que la paz de Dios descienda sobre esta casa y sobre todos quienes habitan en ella. Señor Santísimo, Padre Todopoderoso, Dios Eterno: Eres alfa y omega, comienzo y fin. Velas por nosotros desde el nacimiento hasta la muerte. Dígnate, pues, a bendecir la puerta de nuestra casa. En tu bondad, envía a Tus santos ángeles del cielo para vigilar, proteger, acompañar, consolar y alentar a quienes residen en esta casa.
Cuando crucemos esta puerta, atráenos más profundamente hacia tu presencia y que reine en este lugar un espíritu de humildad, bondad, dulzura y gratitud. Oh Señor, Tú eres la puerta de la vida eterna. Bendice todas nuestras entradas y salidas y vierte sobre nosotros gracias en abundancia. Te rezamos para que bendigas y santifiques esta casa, como bendijiste la casa de Abraham, Isaac y Jacob, y que entre las paredes de esta casa residan los Ángeles de tu luz y los guarden a ella y a sus moradores.
Que esta bendición descienda sobre esta casa y sobre quienes viven en ella, ahora y por los siglos de los siglos. Amén.