Por primera vez en la historia de las olimpiadas, una delegación vaticana estará presente en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Invierno, el 9 de febrero en Pyeongchag, Corea del Sur.
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Invitado por el Comité Olímpico Internacional (COI), el Vaticano estará representado en los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018. Una delegación participará por primera vez en la ceremonia inaugural en Pyeongchag (Corea del Sur) el 9 de febrero. Los representantes del Estado asistirán también a una asamblea del COI del 5 al 7 de febrero en calidad de observadores. Sin embargo, no habrá ningún atleta o equipo vaticano inscrito en ninguna de las 98 competiciones que componen el evento. Así pues, no habrá oportunidad de ver a un equipo vaticano de bobsleigh conquistando una medalla o de escuchar el himno pontificio resonando en torno a un podio.
Una presencia por la paz en Corea
Esta es la primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos que la bandera amarilla y blanca del Vaticano será izada en la sesión del COI. Y esta petición no es trivial. A pocos kilómetros se encuentra la frontera más militarizada del mundo, la que separa las dos Coreas. Monseñor Melchor Sánchez de Toca, subsecretario del Consejo Pontificio de la Cultura, ve en esta invitación un “valor simbólico para la paz”. Según él, la presencia muy divulgada de atletas norcoreanas en el equipo femenino de hockey en Corea del Sur es “una tregua olímpica que permite esperar un mundo sin guerras”.
Un regalo para el COI
A modo de agradecimiento, Mons. Sánchez de Toca ofrecerá al presidente de la COI una camiseta de la Athletica Vaticana, el equipo de atletismo de la Santa Sede, creado en septiembre de 2017 y que reúne a una treintena de empleados — laicos o prelados— que han decidido compartir su pasión por el atletismo. Esperemos poder ver a algunos de ellos en los próximos Juegos de Tokio en 2020.