Para el nuncio apostólico en Siria, la intervención turca en el país abre una nueva fase de la guerra, un nuevo azote para el pueblo sirio.
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“Cada año vemos abrirse un nuevo capítulo en el conflicto sirio”. Son palabras del cardenal Zenari al diario católico italiano Avvenire. Zenari es nuncio apostólico de la Santa Sede en Damasco, nombrado cardenal por el papa Francisco, en especial por su valor cuando decidió permanecer en la ciudad asediada cuando muchos ya habían huido. Sin embargo, según el embajador del Vaticano, la actual ofensiva turca sobre Afrin, en el norte de Siria, supone un “nuevo capítulo” de una guerra que nunca termina.
Turquía inició el pasado 20 de enero la operación “Rama de olivo”. Su objetivo: “limpiar” la región de Afrin de los elementos kurdos considerados terroristas por Ankara y que son el brazo armado del partido de los kurdos sirios. Incluso aunque sobrepasen el límite con el territorio iraquí… Y todo defendiéndose de quienes le acusan de invasión, Erdogan dixit.
Así pues, la situación humanitaria en Siria es crítica, según afirma el cardenal Zenari. “No vemos la luz al final del túnel”, lamenta. La situación humanitaria en Siria es, de hecho, un drama que la Santa Sede se esfuerza por combatir, tanto como le es posible. Durante el encuentro entre el papa Francisco y el patriarca de Moscú, Cirilo I, el 12 de febrero de 2016 en La Habana, los dos líderes religiosos llamaron a la comunidad internacional a tomar “acciones urgentes” para impedir “la expulsión de más cristianos en Oriente Medio”.
Sin embargo, dos años después de aquel encuentro histórico en Cuba, el nuncio apostólico italiano expresa su deseo de que la comunidad internacional “redoble los esfuerzos” para encontrar una solución política al conflicto sirio. Según él, es la única salida posible para poner fin a este baño de sangre. De otro modo, los médicos, las asociaciones caritativas y los diferentes actores que cuidan a las víctimas de guerra no pueden cumplir su misión.
Mientras tanto, en Europa, se concluye precipitadamente que la caída de la Organización Estado Islámico, prácticamente destruida hoy, pone fin a la guerra en Siria. Es un error de perspectiva. Daesh era una especie de cáncer generalizado, desarrollado y diseminado en un cuerpo ya enfermo y debilitado.