“Que Dios os bendiga y os traiga muchas…”
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Imaginad que dos jóvenes acaban de prometerse amor y fidelidad hasta la muerte delante de Dios y de todos sus seres queridos. Hay dicha, lágrimas de emoción y quizás arroz lloviéndoles del cielo.
Hay buenos deseos de salud, felicidad, prosperidad, hijos, bendiciones… y de repente, como un relámpago cruzando el cielo, los recién casados escuchan: “Os deseo muchas crisis”.
¡Os deseamos muchos problemas!
“¿Por qué alguien que nos quiere y se preocupa por nosotros pronunciaría esas palabras en este día tan hermoso?”. Quizás extrañe escuchar a alguien que espera que tengáis muchas crisis, pero en realidad es algo deseable para unos recién casados.
¿Por qué? Porque dice la verdad de lo que aguarda el futuro y, al concienciar sobre ello, puede ayudarnos a anticipar algunas situaciones. “Estar prevenido es estar preparado”, como quien dice.
Y no es algo cierto solamente para el matrimonio. Un día, preguntaron a un empresario qué significaba el éxito para él, a lo que respondió: “Es estar constantemente preparado para una crisis”.
Desde mi propia experiencia, sé que alguien que no aplica esta verdad empresarial al resto de su vida no tendrá éxito. Quizás penséis: “¿Cómo podría fracasar nuestro matrimonio? ¡Pero si somos tan felices y estamos tan enamorados!”. Sin embargo, el hecho es que debemos estar preparados para las dificultades, porque son inevitables.
Incluso las relaciones más bonitas, si no se protegen concienciándose de sus debilidades y vulnerabilidades, pueden derrumbarse bajo el peso de unas malas experiencias, dificultades y crisis que todos encontramos durante nuestra vida diaria.
7 años de vacas gordas, 7 de vacas flacas
Es famoso el relato bíblico en el que José preparó a Egipto para siete años de hambruna (Génesis 41). José interpreta dos sueños enviados por Dios al Faraón, presagiando siete años de abundantes cosechas seguidos de siete años de hambre.
José aconseja sabiamente que almacenen comida durante los primeros siete años para mantenerse durante los siete de hambruna y, así, se salvó el pueblo de Egipto y se fortaleció la posición del Faraón.
El matrimonio es muy parecido. Para prepararse para los años austeros en la relación, las parejas deben acumular “provisiones” con antelación.
Deben llenar los graneros con fidelidad, amor, comprensión, autosacrificio y perdón, elementos de los que quizás anden escasos cuando el campo de su vida diaria deje de dar fruto en la relación, ya sea por desánimo, cansancio físico, cambios de intereses y hábitos, falta de crecimiento personal…
Superar las crisis puede ser difícil, pero si estamos preparados para cuando vengan y las vemos como oportunidades para crecer en amor mutuo, en realidad pueden fortalecer nuestro matrimonio.
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¿En las dificultades ves retos o problemas?
Lo importante es considerar las crisis como una parte natural de la vida y, cuando terminen, centrarnos en nuestro éxito al superarlas en pareja, no en la negatividad de las dificultades vividas.
Desear a los recién casados (y a todas las parejas, en realidad) muchas crisis —o quizás, mejor, muchas victorias sobre las crisis— es una esperanza en que entiendan el importante mensaje que hay en esas duras etapas: las crisis van y vienen, pero cuando dos esposos se aman de verdad y construyen unos cimientos sólidos para su matrimonio, su relación no se derrumbará; todo lo contrario, pueden trabajar en apuntalar todas las debilidades que revelen esas crisis.
De este modo, su matrimonio perdurará e incluso se hará más fuerte. ¿Qué mejor deseo para una pareja casada?
Este artículo fue publicado originalmente en la edición polaca de Aleteia y ha sido traducido y / o adaptado aquí para los lectores de la edición española.