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Es una ceremonia muy común en España. Una tradición inmemorial con la cual se anuncia el fin del carnaval. Es el entierro de la sardina. Se trata de una parodia que lleva siglos celebrándose. Se realiza un cortejo fúnebre el cual finaliza con la quema de alguna figura simbólica. Con este ceremonial se pretende simbolizar la quema del pasado para dar paso a un orden nuevo.
Dependiendo de la zona donde se celebre el entierro tiene algunas particularidades. En algunos lugares se quema a un Judas o un haragán, que simboliza el fin de la época del asueto, la holgazanería y el pecado. En otros lugares, se hace una gran fiesta con fuego, carrozas o incluso dragones y figuras mitológicas.
Con estas tradiciones se quiere mostrar una reflexión sobre el fin de la época de la carne y la llegada de la Cuaresma. Pero…¿porqué enterrar una sardina? ¿De dónde viene esta figura? ¿Porqué esta tradición?
La culpa de esta figura y esta fiesta la tiene un rey español, el rey Carlos III. Según una leyenda popular a los mercados de Madrid llegó una partida de sardinas en mal estado. El olor y el hedor que había en la ciudad era insoportable comenzando incluso a peligrar la salubridad de la población. Carlos III proclamaría un edicto según el cual todas las sardinas podridas deberían ser enterradas en la ribera del Río Manzanares.
La Cofradía del Entierro de la Sardina en Madrid lleva esta leyenda popular hasta las últimas consecuencias e incluso realiza una procesión, cortejo que finaliza en un lugar determinado: La Fuente de los Pajaritos, en la Casa de Campo. La leyenda dice que fue allí donde quedaron enterradas.
Como en casi todas las tradiciones finalmente la leyenda, lo popular, el misterio y la realidad terminan fundiéndose. El entierro de la sardina, un edicto para salvar la salud de los madrileños terminó con el paso del tiempo convirtiéndose en un icono del Miércoles de Ceniza y del paso de Don Carnal a Doña Cuaresma. De ahí su parodia y cortejo fue pasando a las distintas ciudades del Reino y algunos lugares de latinoamérica.