Durante siglos, la iglesia y monasterios permanecieron enterrados. Hasta ahora.
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Durante años, san Alipio vivió encima de un pilar, donde ayunó y predicó. Fue uno de los varios “estilitas”, anacoretas que vivían sobre una columna en el antiguo mundo cristiano.
Durante siglos, la iglesia y monasterios que construyó permanecieron enterrados. Hasta ahora.
Un arqueólogo turco de nombre Ersin Çelikbaş, miembro del departamento de Arqueología de la Universidad de Karabük, dirigió un equipo que ha descubierto una estructura de 1500 años de antigüedad que se cree podría ser una de las primeras iglesias en Anatolia, según se informa en el medio turco Hurriyet Daily News. Çelikbaş ha estado realizando excavaciones en la antigua ciudad de Adrianápolis, en el distrito de Eskipazar, provincia de Karabük, en la región occidental del Mar Negro.
Çelikbaş afirmó que la iglesia se emplaza en una ruta de peregrinación. “Podemos decir que es una de las primeras iglesias de Anatolia”, declaró.
Según el santo ortodoxo serbio Nikolai Velimirovic, san Alipio nació en Adrianápolis. Allí sirvió como diácono con el obispo Teodoro, pero deseaba una vida de soledad, oración y meditación, así que Alipio se retiró a un cementerio griego a las afueras de la ciudad.
Se trataba de un cementerio del que la gente huía aterrorizada, debido a que allí se producían con frecuencia visiones demoniacas. Alipio instaló una cruz en el cementerio y construyó una iglesia en honor de santa Eufemia, que se le había aparecido en un sueño. Además de la iglesia, construyó un pilar alto, subió a su cima y allí pasó 53 años en ayuno y oración. Ni las burlas de los hombres ni el mal de los demonios consiguieron alejarle o hacerle flaquear en su intención. Alipio soportó en especial incontables asaltos de demonios.
Los demonios no intentaban solo aterrorizarle con apariciones, sino que también lo apedreaban y, durante mucho tiempo, no le dieron paz, ni de día ni de noche. El valiente Alipio se protegió del poder de los demonios con la señal de la Cruz y el nombre de Jesús. Por fin, los demonios fueron derrotados y huyeron de él. Los hombres empezaron a reverenciarle y acudían a él para oración, consuelo, instrucción y sanación.
Con el tiempo, se construyeron dos monasterios junto a este pilar, según continúa la historia. Su madre y hermana vivieron en el monasterio de mujeres. San Alipio guio a los monjes y monjas desde su pilar. Murió en el año 640 a la edad de 118 años. Su cabeza se conserva en el monasterio de Koutloumousiou, en la isla griega monástica del Monte Athos.