Si tu vida sigue adelante no puedes dejar que tu closet se quede atrás
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Son dos décadas totalmente distintas y, por lo tanto, nuestra imagen también debería reflejarlo.
No se trata de prohibiciones o de “lucir mayor”, simplemente de optar por un look más maduro que refleje todo lo que se ha aprendido en los últimos diez años y que también vaya acorde a nuestras nuevas metas y responsabilidades.
1. Menos es más
Es preferible tener un guardarropa con pocas prendas pero de buena calidad que un montón de cosas que no aguantan ni una tercera lavada. Ya en los 30 nuestro panorama laboral se va aclarando, así que nos podemos dar la libertad de invertir en nuestra imagen; incluso, a veces así se termina gastando hasta menos y se es más consciente con el ambiente.
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No quiere decir que debas decirle adiós a las cadenas fast fashion para siempre (para nada, de hecho, son buenísimas cuando quieres comprar algo de una tendencia que no durará mucho) pero que sean la excepción, no la regla.
2. Auto-conciencia
Al pasar a la tercera década ya debemos ser más realistas con nuestra imagen corporal. Hemos tenido ya varios años para experimentar con nuestro tipo de cuerpo y los diferentes cortes y colores de telas, saber lo que usamos más y lo que utilizamos menos, lo que buscamos proyectar como personas, etc.
No es que a los 30 ya tienes totalmente definida la persona que quieres ser (eso es una labor constante) pero sí ya estás más madura para sincerarte contigo misma sin caer en complejos o estereotipos.
3. Un buen blazer
Parece mentira la magia que puede hacer este tipo de chaqueta. Puedes usarla con un par de jeans y una t-shirt con una frase inspiradora o de tu banda favorita y es perfecta para una salida casual; pero también puedes usarla con pantalones de tela y una blusa más formal para una reunión de trabajo.
No es que debes abandonar tu chaqueta de jean, pero dale la bienvenida también al blazer porque te servirá para tu vida profesional. No tiene que ser necesariamente negro, también puede ser rojo o de un color vibrante que te guste (preferiblemente no estampado).
4. Invertir en jeans
Bien sea para los viernes casuales en la oficina o para el fin de semana, un buen par de jeans (preferiblemente oscuros) pueden ser una pieza sumamente versátil. Cuando digo un “buen par” me refiero a unos de tela resistente (que sean de verdad de jean y no una tela imitándolo) y de un modelo clásico que se ajuste a tu tipo de cuerpo.
Sí, son más costosos que muchos de los pantalones tipo denim que encuentras en cualquier tienda, pero también es evidente la diferencia por fuera y en su durabilidad. ¿Encuentras el par perfecto? No dudes en comprarlo en tres tonos distintos. Ya para las modas de los jeans con parches, rasgados, etc te puedes adquirir los más económicos.
5. Glamour Vs. Comodidad
Cuando somos más jóvenes, a veces no nos importa sacrificar nuestro propio bienestar por pura apariencia. Ya a los 30 es hora de darse cuenta que no tiene sentido, por ejemplo, dejar de disfrutar una gran fiesta porque a la medianoche ya no soportas tus pies.
No es que vas a ir entonces a bailar en tenis o renunciar a los tacones, pero sí busca unos zapatos o sandalias que se vean súper cool pero sin que tengas que andar con los pies metidos en agua fría o en alto al día siguiente.
Esto también se logra con el menos es más y cuando empiezas a invertir en zapatos de mejor calidad. Sí, es hora de aprender a decir NO a esas piezas que se ven bellas en la vitrina pero son incomodísimas a la hora de usarlas.
6. Una buena cartera
Parece que las diligencias aumentan proporcionalmente con la edad y, seamos sinceras, aunque nos encantaría cambiar de cartera a cada rato, la verdad es que no sólo nos arruinaría sino que a veces simplemente da flojera o no hay tiempo para eso.
En estos casos, sugiero tener una buena cartera de tono neutro (marrón, negro, etc) que sirva para el diario y combine con múltiples atuendos. Mi modelo favorito es el tipo tote de color beige con cierre y tamaño mediano; creo que es una excelente inversión porque es una cartera-guerrera que vas a usar muchísimo y debe ser resistente para soportar todo lo que le metemos y sacamos a diario.
Además, hoy en día hay muchos accesorios para las carteras si le quieres dar un toque distinto: le puedes amarrar un pañuelo colorido, colocarle un llavero llamativo, etc.
7. Accesorios atemporales
Los 30 te empiezan a dar la libertad económica para invertir poco a poco en pequeñas piezas de joyería (no bisutería) que no sólo son más finas y duraderas, sino que hasta en un futuro tú podrás heredarle a tus hijas, sobrinas, etc.
No hablo de grandes diamantes, pero sí por ejemplo de materiales como el rodio y piedras preciosas no tan costosas.
Estas piezas suelen ser diseños bastantes clásicos y resisten el paso del tiempo y las tendencias: un buen par de aretes de perlas, una cadena de oro, un reloj de una buena firma de acero inoxidable, etc. Por temas económicos hay que seguir recurriendo a la bisutería (que también ya uno aprende que hay de distinta gama), pero también hay que pensar a largo plazo.
8. Fragancia emblemática
Creo que algo súper halagador es cuando alguien te dice que cierto perfume les recuerda a ti. Generalmente, se trata de esa fragancia a la que tú usualmente recurres y que con tu propia piel le das un toque distintivo.
Las grandes casas perfumeras tienen más de 50 años de fundación por algo, y no sólo es porque tienen los profesionales y recursos para hacer perfumes deliciosos y que duran horas, sino porque han sido capaces de permitir la creación de historias y despertar memoria olfativa.
Con esto no quiero decir que siempre debas usar la misma fragancia, pero sí que haya una icónica, una “muy tú”.
9. ¿Sólo básicos?
¡Para nada! Si bien es cierto que es bueno invertir en prendas clásicas, también es el momento de decirle al mundo quién eres con tu estilo. Como les decía, a los 30 ya tienes más claro la persona que quieres ser y lo que quieres proyectar, así que utiliza esas prendas básicas y dale tu propio giro personal, bien sea con un accesorio (que hasta puede ser de un mercadito vintage, porque todo está en el balance) o simplemente con la forma en que las combinas o utilizas.
10. Ropa de gym
La tercera década también te dice que es hora de prestarle más atención al cuidado de tu cuerpo, y más que por una cuestión estética, por salud. Comprar ropa de ejercicio adecuada y bonita no sólo te dará motivación, sino también herramientas para desempeñarte mejor.
Como una vez dijo Carolina Herrera (a propósito de la reciente noticia de su despedida como directora creativa de su firma): “No hay nada que envejezca más a una mujer que vestirse de joven”. ¡Bienvenida a los 30! (y esta frase aplica para cualquier década).
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