Los padres y maestros pueden llegar a ser los mejores aliados. Por lo tanto, por el bien del hijo deben esforzarse por tener una relación de respeto y una comunicación abierta.
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Hace poco se hizo viral el siguiente mensaje de un profesor agredido en España por parte de un alumno. Todos sabemos que no es un caso aislado. La violencia en el aula es un drama en nuestras sociedades.
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Ahora volteemos la cosa. Imaginemos, ¿qué hubiera pasado si las cosas hubieran sido al revés? Mínimo el profesor no volvería a pisar el aula.
Por supuesto, no estoy a favor de la violencia, en ninguna circunstancia. Lo que les quiero mostrar es que los maestros han perdido algo clave como docentes: la autoridad. Y esto se debe en parte a que los padres también se la hemos quitado.
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Recordemos que los hijos son una extensión del hogar, es decir, ellos llevan a la escuela todo lo que viven en casa: si los padres no saben ejercer una sabia autoridad difícilmente el hijo sabrá respetar la autoridad en la escuela.
Hay que inculcar el respeto hacia cualquier persona desde el hogar y enseñar que los golpes -ni físicos ni verbales- no solucionarán nunca los conflictos. Todo lo contrario.
Armen Álvarez, gerente de participación multicultural de la asociación nacional de padres y maestros, “PTA” de Chicago, recalca la importancia de que exista una comunicación abierta entre padres y profesores.
Dice que el éxito en la educación de los hijos es un trabajo de equipo: “En primer lugar, es importante conocer bien al profesor y le hagamos saber cualquier preocupación que tengamos en relación a nuestro hijo. En segundo lugar, importa que los padres estemos al tanto de las expectativas académicas de nuestro hijo para lo que es necesario mantener una comunicación con todos los involucrados en su educación. Así sabremos qué está haciendo nuestro hijo, cuáles son sus avances. Y, por último, es importante que los padres seamos aliados del profesor en todas las áreas”.
Definitivamente, la relación padres-maestros ha de haber una comunicación bidireccional y debe contar con los siguiente ingredientes:
- Aprecio. Hacerle saber al profesor que valoramos su persona y su trabajo, confiar en sus criterios y respetar sus decisiones. Él tiene estudios y es quien mejor conoce todo lo necesario en el proceso de enseñanza-aprendizaje de nuestro hijo.
- Una comunicación total, continua y asertiva. Los padres deben estar abiertos a que se les diga todo sobre sus hijos, sobre todo, relacionado con sus áreas de oportunidad porque solo así podrán ayudarles a mejorar. Los maestros pueden ser sus mejores aliados. Los maestros por su parte han de informar de la forma más completa posible sobre la personalidad, trabajo y comportamiento de su hijo. Han de hacerlo siempre con un tono cuidado y compartiendo con los padres, no solo las cosas “malas”, sino también los éxitos del alumno, por muy pequeños que sean. A los padres les encanta recibir buenas noticias de sus hijos, aunque parezcan insignificantes.
- Una relación cordial y de respeto. Si el hijo sabe que sus padres están en sintonía con su profesor esto le dará seguridad y no habrá espacio para el chantaje ni para que manipule porque ambos siguen una misma línea y tienen un fin en común: él. Por el bien de su hijo dejen fuera todo tipo antipatías y cualquier palabra denigrante que vaya contra del profesor y nunca le critiquen delante del niño. Evitemos quitar autoridad al maestro. Los primeros que debemos respetarle somos nosotros, especialmente frente a nuestros hijos.
- Una responsabilidad compartida. Los padres somos los primeros responsables de la educación den nuestros hijos. Por eso sería un error atribuir el peso de la educación de nuestros hijos a los profesores. Por eso, es importante la comunicación entre padres y profesores, sobre todo cuando sea necesario para que resuelve algún asunto concreto.
- Confianza. Maestros, los papás les están confiando sus tesoros más preciados por lo que la materia debe ser el pretexto para educar con amor en valores y así formar seres íntegros. Ustedes pasan a ser como unos segundos padres para ellos. Papás, valoren y agradezcan todo lo que el maestro entrega: su vida entera.