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¿Qué pasa con los hombres? Son como las mujeres —comen, beben, duermen, tienen adicciones a los smartphones— pero también no son en absoluto como las mujeres (pinchan un poco más y se afeitan un poco menos el vello corporal).
Somos mejores gracias a ellos. Los tenemos alrededor: son unos compañeros estupendos y es de justicia agradecer su presencia en nuestras vidas.
Tu padre
El tuyo propio. Y si no está a mano, encuentra un sustituto apropiado (abuelo, tito, entrenador, mentor o el amigo de la familia que es el padre que siempre deseaste haber tenido). Hay algo especial en ese apoyo casi irracional y amor incondicional de un hombre que te ve como un regalo a la familia, a la iglesia, al equipo, a la oficina, al Estado e incluso al universo entero. No es que papá tenga que defenderte —ya eres toda una mujer—, sino el hecho de que quiera hacerlo porque tú significas muchísimo para él.
Tu hermano
Tu hermano de sangre, tu cuñado, tu primo… te haces una idea. Es el hombre que tiene más o menos tu edad y sabe en qué armario guardas tus fantasmas, pero no se lo dirá a nadie.
Es el tipo al que con toda probabilidad llamarías en caso de necesitar asistencia en carretera en mitad de la noche o para que te llevara a urgencias porque crees que te has roto un dedo del pie camino del baño a oscuras.
Cuando tu propia pareja no está disponible, este hombre está disponible. Y a tu Señor Fidedigno no se le ocurre mejor opción.
El amor de tu vida
Es aquel con quien compartes tu día a día, tus sueños, tus dificultades, la educación de tus niños… Es quien te ama y a quien amas. Juntos habéis apostado por mantener la relación más profunda de todas las que hay entre seres humanos.
Una relación basada en el amor que se traduce en entrega y en aceptación del otro tal y como es. Como poéticamente ha dicho Dostoievsky, “amar significa ver a la persona amada tal y como Dios la ha pensado”.
Tu hijo
Lo has llevado en tu vientre. Le intentas dar lo mejor de ti para sacar lo mejor de él. Hablamos mucho del amor de madre. ¿Y del amor de hijo? El es quien viene a tu cama a primera hora de la mañana, quien te besa antes de irse al cole corriendo, quien te abraza al volver y quien te pide que le leas un cuento pues, para él, no hay nada como tu presencia. Con el tiempo, vuestra relación cambiará pero su amor seguirá siendo incondicional. Y, cuando envejezcas, seguramente será él quien te coja del brazo para acompañarte a dar un paseo o llevarte al médico.
El no-marido
Es el mejor amigo de tu marido. No es un marido ni un novio ni un prometido (con uno de esos ya es suficiente).
Él te ayudará a subir o bajar un sofá por las escaleras. Mirará intrigado contigo el frigorífico estropeado durante la noche y compartirá risas contigo y con su esposa con una cerveza de por medio.
Ofrece consejos donde puede, pero no discutirá contigo qué tipo de frigorífico comprar. ¡Para eso están los maridos!
El colega de oficina
Seamos claros, no hablamos del “marido de oficina”, una designación discutible, para empezar, a no ser que tu marido de oficina sea tu marido de verdad.
El colega de oficina es como un grupo de control masculino. Le gusta charlar delante de la fuente y te ayuda a mantenerte despierta durante las reuniones.
También tiene la ventaja de ofrecer la perspectiva masculina en la política empresarial.
El padre del amigo de tu hijo
Él te entiende, mamá. Sabe a qué hora se echan la siesta tus hijos y cuál es tu banco favorito del parque.
En otras palabras, él servirá de contrapeso en un lado del balancín mientras los cinco niños (sus hijos y los tuyos, en feliz compañía) se sientan en el otro extremo.
No es el padre de tus hijos, pero es un padre que se encuentra en tu misma trinchera y te ofrece su perspectiva, única y útil, sobre el comportamiento de tu hijo.
El friki tecnológico
Si no se te dan bien las herramientas o la tecnología o los impuestos, quizás necesites a tu amigo friki tecnológico.
Una vez vi cómo un amigo cirujano cosía puntos en el codo de mi hija en la misma mesa de mi cocina. Claro está, las chicas pueden hacer cualquier cosa que hagan los chicos, pero si tienes un amigo fanático de las nuevas tecnologías o que domina los números para ayudarte en algo que no domina, ¡bienvenido sea!
El ayudante extra
Hoy es el camarero que trae lápices de colores a tus hijos mientras esperas a que la comida llegue a la mesa. Mañana es el fontanero al que le sobra una pieza que te regala sin cobrarte.
O quien te ayuda con las bolsas en el supermercado entreteniendo a tus hijos mientras terminas de vaciar el carrito sin tener que pasar por una rabieta impaciente. Como Batman, su identidad es menos importante que la función que realiza, es decir, esforzarse voluntariosamente para ayudar a los demás. Es el caballero de todos los días que te sorprende con su actitud considerada.
