En toda relación humana existen cualidades y actitudes que se deben cuidar y cultivar si deseamos crecer en el verdadero amor.Sabemos que para crecer en el amor y para que nuestra relación sea cada vez más sólida es de suma importancia nutrir nuestro vínculo matrimonial. ¿Cómo? Entre otras cosas satisfaciendo nuestras mutuas necesidades emocionales de la forma en que cada uno necesitamos.
Para ello conviene dar respuesta a la manera en que como individuos entendemos qué es el amor. Es por eso por lo que debemos estar abiertos, dispuestos a aprender el lenguaje amoroso más importante de nuestro cónyuge y así, por medio de nuestro amor llenar su tanque emocional.
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Te amo de la única forma que sé hacerlo
El terapeuta y consejero matrimonial Gary Chapman, en su libro “El amor como forma de vida: Siete claves para transformar su vida” ofrece una forma efectiva de comunicación del amor a través del desarrollo de 7 cualidades que, como él dice, no consisten en sentimientos vagos ni buenas intenciones, sino que son hábitos que aprendemos a practicar cuando decidimos transformarnos en personas que aman genuinamente.
Te comparto de forma muy breve las cualidades que son claves para tener éxito en las relaciones y en la vida.
- La amabilidad -bondad-. Es la dicha de satisfacer las necesidades de otra persona antes que las propias por el mero hecho de favorecer la relación. Es cuando aprendemos a observar y a describir la necesidad del otro y damos ese extra para que sea nuestra prioridad. Es decir, ponemos su necesidad antes que la nuestra, de una forma generosa. Es importante que entendamos que nunca podremos amar auténticamente si no estamos dispuestos a sacrificarnos. El verdadero acto de amabilidad es aquel que nace de manera natural, espontáneo y sin más interés que brindar bienestar al otro.
- Paciencia. Es la capacidad de aceptar con tranquilidad las imperfecciones de los demás reconociendo que todos estamos en proceso de transformación; es esa importante cualidad que nos hace permitir que los demás sean imperfectos. Es importante que entendamos que, si queremos amar bien a los demás, debemos tener paciencia con nosotros mismos.
- Perdón. Es recurrir a la sinceridad, la compasión y la conciencia de uno mismo para reconciliarse con alguien que nos ha herido aceptando que el verdadero perdón solo se da cuando la justicia y el amor operan conjuntamente. El perdón solo no basta para recuperar la confianza, pero sin perdón la confianza no puede recuperarse. Por lo tanto, hay que practicar el perdón en las cosas pequeñas y pedir disculpas aun por las pequeñas ofensas.
- Cortesía. Es la actitud que nos dispone a tratar a los demás como amigos personales, con amabilidad reconociendo su valor como persona. Esta es esencial para hacer del amor una forma de vida, ya que la persona cortés pone el acento en el valor de las relaciones. Para la persona que ama de verdad, la cortesía es una forma de vida y una fuente de satisfacción.
- Humildad. Es situarse por debajo para que alguien pueda situarse por encima. La humildad reafirma la valía de los demás; es la paz interior que nos permite apartarnos para reafirmar el valor de otra persona. Ser conscientes de cuál es la propia valía es un paso hacia amar a los demás de manera más auténtica.
- Generosidad. Amar es, en una palabra, regalar el yo. (San Juan Pablo II). La generosidad es entregarse a los demás de una forma libre y desinteresada, ofreciendo nuestra atención, tiempo, talentos, dinero y compasión, simplemente por amor.
- Sinceridad. Es mostrarse como la persona que en realidad sé es. Es la coherencia afectuosa entre lo que se dice, lo que se piensa y lo que se hace. Es ir con la verdad por delante. Una persona que ama de verdad es siempre sincera con las personas a las que ama y siempre les dice la verdad con tacto.
Hay más que decir sobre este tema… El amor como forma de vida. Qué mundo sería este si de verdad todos eligiéramos vivir en esta línea, en el amor como estilo de vida. Para comenzar habría más unión y menos división; más altruismo y menos egoísmo…