Crowley y su vida perversa han inspirado el moderno culto de Satanás. Pero las misas negras (con orgías y ritos cruentos) son muy anteriores…
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Satanismo y misas negras. Así es cuando y como nació el culto a Satanás. El exorcista y experto en demonología y satanismo Gianni Sini explica a Aleteia su génesis.
“Sabemos que al diablo le gusta enormemente ser considerado un dios – explica el exorcista – él siempre desea un culto divino, pero también le gustan las afirmaciones que exalten su grandeza y su poder. Un autor cristiano de los primeros siglos, Tertuliano, usó respecto de Satanás un apelativo que ha quedado en la historia: “mono de Dios“. Fue justamente esta soberbia que le indujo, de ángel bueno a rebelarse contra Dios, una sobrevaloración por tanto del propio ser y del propio estado”.
Es importante esta precisión, pues una de las herejías condenadas por la Iglesia en la Edad Media (Concilio Lateranense IV de 1215, decreto Firmiter) fue la creencia de que el mal era una potencia divina comparable al bien. La adoración a Satanás es, por tanto, falsa por sí misma, pues consiste en otorgarle atributos divinos inexistentes.
“Si pensáramos en el demonio como en otro dios – osserva Sini – sería absurdo no sólo desde el punto de vista teológico y doctrinal, sino también filosófico, porque sólo puede existir un ser supremo – si existen dos o más, ya no serían dioses, porque están limitados”. Y sin embargo, el mal ha tenido sus adoradores…
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“No han faltado en la historia verdaderos adoradores del diablo, personas que han manifestado odio y desprecio hacia Dios y un verdadero culto de adoración hacia Satanás – explica Sini –. No hablamos de los que lo hacen por pasatiempo o por pura curiosidad o por sed de conocimiento, sino de quienes pretenden hacer daño al prójimo invocando la ayuda de Satanás”.
“Según los investigadores, el padre del Satanismo moderno y contemporáneo fue Aleister Crowley. Nacido en Inglaterra de una rica familia, también los padres pertenecían a una secta, los Plymouth Breethren. Fueron rigidísimos en su educación y formación, y mandaron a su hijo a una escuela protestante. Seguramente, los padres influyeron negativamente en su vida”.
Crowley se mostró desde los primeros años “muy consentido, caprichoso y libidinoso, y también violento, según cuenta de él mons. Corrado Balducci, uno de los más importantes demonólogos contemporáneos. Crowley viajó muchísimo para profundizar en los aspectos que le interesaban. Tenía dos grandes pasiones: el sexo y el diablo. Su deseo era entrar en contacto personal con el diablo. Como afirma Balducci, “en la magia sexual acabará encontrando la justificación y la satisfacción de estas dos ansias“. Fundó también una secta en 1907: ‘Estrella de plata’.
Este personaje oscuro y extraño viajo por todo el mundo, también a Italia. “En Cefalù (Sicilia) fundó, en abril de 1920, un convento de Satanás. No es improbable que aquí, con sus discípulos, organizara no sólo orgías, siempre con la presencia de drogas y sexo, sino también de sacrificios humanos y de animales. No era una persona admirada, al contrario, se le rechazaba por sus obscenidades, las manías y las orgías bestiales. Así empezó su decadencia, al ser expulsado también de Francia”.
Cuando se le expulsó de este país, el juez que lo hizo escribió que nunca había oido hablar de cosas tan abominables, aunque Crowley se consideraba el más grande poeta viviente. Murió completamente solo, consumido por la droga, el 1 de diciembre de 1947.
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“Fuera cierto o no – subraya Sini – se le consideró el hombre más perverso del mundo. Hay que decir que el satanismo existe aún y que las ideas de Crowley siguen en las sectas fundadas por el, como OTO, difundidas en Inglaterra, Alemania y EE.UU. Encontraron terreno fértil en Anton LaVey, nacido en 1930 en Oakland (California) y fundador de la Iglesia de Satanás.
Cromley publicó incluso la “biblia satánica”. “En este libro expone – afirma el experto – sus convicciones sobre el hombre como un ser que tiene que satisfacer y saciar sus impulsos y ansias. Después de escisiones internas, la iglesia fundada por él se deshizo y hoy sólo quedan sus escritos”.
Cuando se habla de iglesias satánicas, dice Sini, “es imposible conocer el número de adeptos, se habla de 40.000. Son cifras que necesitan comprobarse, también porque quien se adhiere a una secta satánica lo mantiene en secreto para evitar chantajes o poner en peligro su vida. Una de las ciudades más maléficas se supone que es Turín. Incluso Juan Pablo II se refirió a ella en su viaje al Piamonte, ‘porque donde hay santos allí va también el demonio’”.
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Pero Crowley no inventó las misas negras
Aunque Crowley puede considerarse el padre del satanismo, y su presencia perversa se constata desde principios del siglo XX, la primera misa negra tiene raíces mucho más remotas, en la Ilustración (siglo XVII).
Ante todo, explica Sini, hay que explicar en qué consiste una misa negra. “Es una verdadera celebración semejante a la católica, que sigue un rito, tiene sacerdotes que la ofician, que llevan vestimenta litúrgica, pero es una verdadera profanación del rito católico. Generalmente los paramentos y las hostias que se utilizan son fruto de profanaciones y han sido robadas de alguna iglesia, así como las cruces invertidas que se usan”.
Todo se realiza en oposición y contra el rito católico, a la simbología divina se le opone la demoníaca. Las imágenes sagradas son quemadas y las hostias profanadas y atravesadas con cuchillos o puñales. En todo caso, son objeto de burla. “Una misa negra termina siempre con una orgía colectiva donde se producen también uniones de hombres con hombres y mujeres con mujeres. A veces estas celebraciones son llevadas por ex sacerdotes de la Iglesia católica. Así me lo han referido ex miembros de sectas satánicas”.
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Por ejemplo, en regiones como Sicilia, observa el exorcista, “se han multiplicado en los últimos años robos de objetos sagrados para usarlos en misas negras – dice el exorcista – En el mercado satánico, cada hostia consagrada con la presencia real de Jesucristo vale entre 50 y 500 dólares. Se puede decir que el terreno siciliano es particularmente fértil para el pulular de sectas satánicas. Normalmente para realizar una misa negra se usan cuerpos puros como los de chicas vírgenes o niños, aunque en Italia el uso de niños para el rito es difícil porque es un delito castigado con varios años de cárcel”.
Luis XIV y el asunto de los Venenos
Para encontrar la primera misa negra documentada hay que retroceder a 1679, con el “affaire” de los venenos que ensombreció el reinado de Luis XIV: su amante entonces, la duquesa de Montespan, las organizaba con una mujer experta en brujería, La Voisin, y un sacerdote renegado, con el fin de invocar a las fuerzas del mal para protegerse en la corte.
“El fin de esas misas negras era precisamente el rey – puntualiza Sini – Se celebraba con el cuerpo de una mujer como altar, en una iglesia desacralizzata, y sobre su cuerpo se hacía correr la sangre de animales sacrificados, y se profanaba la hostia antes de consumirla”. El asunto fue especialmente polémico, porque para proteger a su amante, que nunca fue procesada, el monarca envió a prisión incomunicada a muchas personas, algunas parece que inocentes.
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El sacerdote, concluye el experto en satanismo y demonología, “tenía sexo con la mujer, y después todos los adeptos. Se sabe que en la Francia de entonces eran ex sacerdotes católicos quienes hacían el rito. Hoy se reserva la excomunión latae sententiae para quien se mancha con este delito canónico”. También para quien profana las especies eucarísticas, las roba o las conserva con fines sacrílegos. El desprecio de la Eucaristía, concluye Sini, “es desprecio a la Iglesia y sus misterios, y esto comporta a la excomunión de ella”.