“No permitimos anuncios con contenido ofensivo o sensacionalista, incluyendo anuncios que representen violencia o amenazas de violencia”
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Que Facebook ha censurado obras de arte –desde estatuillas de fertilidad del Paleolítico a fotografías icónicas del siglo XX– no es precisamente noticia. Sin embargo, ahora hay indicios concretos de la censura que la mayor red social del mundo ejerce sobre algunas de las imágenes cristianas más tradicionales.
Empecemos con lo que ya sabemos
El pasado diciembre, el Museo de Historia Natural de Viena descubrió que una estatuilla de 29.500 años de antigüedad –la famosa Venus de Willendorf, un símbolo paleolítico de fertilidad– era “pornográfica”. Cuando Laura Ghianda intentó publicar una foto de la Venus en Facebook en 2017, su actividad fue prohibida, ya que, al parecer, la imagen violaba la política de desnudez de la empresa.
La respuesta del museo fue bastante directa. En su propio perfil de Facebook, el museo escribió:
“Durante 29.500 años se ha mostrado como un símbolo prehistórico de fertilidad sin ropa alguna. Ahora Facebook la ha censurado y ha molestado a la comunidad (…). [U]n objeto arqueológico, especialmente uno tan icónico, no debería ser censurado en Facebook por motivo de su ‘desnudez’, como no debiera ninguna obra de arte”.
Aunque el museo compartió esta publicación en enero de 2018, solamente se convirtió en un hecho notorio después de que diferentes medios de comunicación especializados en arte empezaran a cubrir la historia. The Art Newspaper fue el primero de muchos, con un largo artículo escrito por Aimee Dawson el 27 de febrero.
Facebook terminó disculpándose, explicando que, aunque su política no permite ni siquiera la sugerencia de desnudez, “hacemos una excepción con las estatuas, por lo que la publicación debería haberse aprobado”.
Pero ese no parece ser el caso de otras formas de arte: Facebook también ha censurado a artistas callejeros alemanes, a Courbet (el caso llegó a los tribunales), a Gerhard Richter, a Evelyne Axell e incluso a la famosa escultura de Edvard Eriksen de La Sirenita (para indignación de Dinamarca), entre otros casos. Si los medios especializados se preguntaban si Facebook era “demasiado conservador para el arte contemporáneo”, el caso de la Venus de Willendorf explica que no es una cuestión única del arte contemporáneo.
Ahora bien, la desnudez no es lo único que censura Facebook. De hecho, según explicó Tim Schneider en un artículo publicado en ArtNet, la censura “forma parte del ADN de Facebook”. Según explica el autor, es un problema tanto humano como de máquinas:
La culpa es tanto de las máquinas como de los humanos. Gran parte del proceso de revisión de contenido de Facebook lo realizan algoritmos, como bien sabe cualquiera que haya seguido el actual vertedero de “fake news”. Aquí hay un extracto relevante sobre la desnudez perteneciente al libro The Four, de Scott Galloway, que trata sobre el cuarteto de gigantes tecnológicos que hoy reconfiguran agresivamente nuestras vidas:
“Un espacio digital necesita normas. Facebook ya tiene normas: fue célebre su eliminación de la imagen icónica de una niña desnuda huyendo de su aldea en llamas durante la Guerra de Vietnam. También eliminó una publicación del primer ministro noruego donde criticaba las acciones de Facebook. Un editor humano habría reconocido la imagen como la emblemática fotografía bélica que es. La IA no”.
Está claro que hay que trabajar en ello, y mucho. Sin embargo, con la proximidad de la Pascua, quizás Facebook tenga que enseñar a su IA que las imágenes tradicionales de la Pasión de Jesús quizás no se consideren exactamente como de “contenido ofensivo o sensacionalista” ni que representen “violencia o amenazas de violencia”.