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En el norte argentino, en la provincia de Formosa, se reza estos días el Via Crucis que probablemente sea el más largo del mundo. A lo largo de más de 500 kilómetros de la Ruta Nacional 81 se traza esta peregrinación, que une la capital formoseña, en la frontera con Paraguay, con la localidad de Ingeniero Juárez, frontera con la provincia de Salta al oeste.
"Por la Cruz, permanezcamos en el amor de Jesucristo, para llegar a la luz de su vida plena" fue el lema de este año, que en su camino se detiene en 14 grandes cruces de quebracho emplazadas a lo largo del camino. El recorrido tuvo dos modalidades, una en autobús, que partió el viernes 16 y otra en bicicleta, que partió el miércoles 14, con los "Cicloperegrinos". Ambas culminan su camino el 19.
El Via Crucis lleva el nombre de quien fue primer obispo de Formosa, Padre Pacífico Scozzina, y su principal impulsor. Y durante toda la traza, el homenaje al mentor y recordado Obispo es permanente.
El proyecto comenzó en 1997, y a lo largo de estos años fue consolidándose como una de las más importantes instancias preparatorias para la Semana Santa en la provincia, y por qué no decirlo, en la Argentina. Incluso hizo que en Línea Barilari, que une Formosa con Salta, se haya emplazado el Parque del Vía Crucis Formoseño con imágenes de la Virgen del Carmen, Patrona de Formosa, la Virgen del Milagro, Patrona de Salta, y la Virgen de Luján, Patrona de la Argentina.
Porque el Vía Crucis formoseño no es un tour en bicicleta o en autobús, o una prueba de resistencia para los que se animan a hacerlo a pie. Es una peregrinación que incluye una inmersión en la vida cristiana a partir de las distintas pastorales de la Iglesia, presentadas en las distintas paradas en las que cada comunidad abraza y comparte con los peregrinos su experiencia. "El sentido es mirar la historia de Formosa, que tuvo una gestación dolorosa, y así reclamar a las generaciones venideras una actitud más humana, más cristiana, para que esa historia, en el futuro, se desarrolle en paz y fraternidad", dicen los organizadores.
Cada cruz, cada posta, es una oración, pero también una porción de la Iglesia que peregrina en Formosa. También una mirada a la historia de la provincia y sus desafíos aún vigentes, como la cuestión indígena. Y una oportunidad para vivir la caridad con los más necesitados, puesto que se va canalizando en distintas paradas donaciones para colegios o centros de salud, entre otros.
Pero el via crucis no lo hacen sólo los que recorren los 500 kilómetros; lo rezan también quienes se van sumando en las distintas postas, y también quienes en cada parada ayudan, rezan, y comparten con los peregrinos. Su preparación para ser posta del peregrino es una oración tan importante como la del que recorre los 500 kilómetros. Especialmente de parte de aquellas familias que abren sus puertas para el pernocte.
El Via Crucis más largo del mundo une a una provincia entera, que peregrinando y acogiendo peregrinos reza y se prepara la Semana Santa.