En aquellos momentos de nuestra vida en los que no sentimos el amor de Dios, lo más beneficioso para nosotros es reflexionar sobre la crucifixión de Jesús y todas las heridas que sufrió por su amor hacia nosotros.
Nos refresca la memoria sobre el gran dolor que soportó Jesús y la profundidad de su amor.
Una forma de entrar la Pasión de Jesús es reflexionar sobre las heridas que sufrió y la sangre que derramó debido a ellas.
Esto se trata de una antigua devoción en la Iglesia, una que tiene sus orígenes en el Nuevo Testamento. Por ejemplo, en la Primera Carta de san Juan leemos:
"Pero si caminamos en la luz, como él mismo está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado".
A continuación presentamos una breve guía de la hermosa devoción a la Pasión de Jesús que se llama "Rosario a la Preciosa Sangre de Cristo". Contiene poderosas oraciones que se pueden rezar con un rosario normal.
Haz la señal de la cruz.
En la primera cuenta grande, recita el Credo de los Apóstoles:
Creo en Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.
A continuación, recita la siguiente oración:
Que la Preciosa Sangre que brota de la sagrada cabeza de nuestro Señor Jesucristo nos cubra ahora y siempre. Amén.
Por cada década de las cuentas, hay una herida diferente de Jesús sobre la que reflexionar.
1) La mano derecha de nuestro Señor Jesús es clavada
Recita la siguiente oración:
Por la preciosa llaga de tu mano derecha y por el dolor causado por el clavo que la atravesó la Preciosa Sangre que brota de ella salve a los pecadores del mundo y convierta muchas almas. Amén.
Permanece en la misma cuenta y reza un Padre Nuestro y un Avemaría.
A continuación, en las cuentas pequeñas reza: "Sangre Preciosa de Jesucristo, sálvanos a nosotros y al mundo entero".
Al final de cada década repite "Gloria":
Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
2) La mano izquierda de nuestro Señor Jesús es clavada
Recita la siguiente oración:
Por la preciosa llaga de tu mano izquierda y por el dolor causado por el clavo que la atravesó la Preciosa Sangre que brota de ella libere almas del purgatorio y proteja a los moribundos de los ataques de los espíritus infernales. Amén.
Repite la misma secuencia como en el primer misterio.
3) El pie derecho de nuestro Señor Jesús es clavado
Recita la siguiente oración:
Por la preciosa llaga de tu pie derecho y por el dolor causado por el clavo que lo atravesó, la Preciosa Sangre que brota de ella cubra los cimientos de la Iglesia católica contra los planes del reino oculto y los hombres malignos. Amén.
Repite la misma secuencia como en el primer misterio.
4) El pie izquierdo de nuestro Señor Jesús es clavado
Recita la siguiente oración:
Por la Preciosa Sangre de tu pie izquierdo y por el dolor causado por el clavo que atravesó, la Preciosa Sangre que brota de ella nos proteja en todos nuestros caminos de los planes y ataques de los espíritus malignos y sus agentes. Amén.
Repite la misma secuencia como en el primer misterio.
5) El sagrado costado de nuestro Señor Jesús es traspasado
Recita la siguiente oración:
Por la preciosa llaga de tu sagrado costado y por el dolor causado por la lanza que lo traspasó, la Preciosa Sangre y agua que brotan de ella sane a los enfermos, resucite a los muertos, solucione nuestros problemas presentes y nos enseñe el camino hacia nuestro Dios para la Gloria eterna. Amén.
Repite la misma secuencia como en el primer misterio.
Cuando llegues al final del rosario, reza estas oraciones:
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve. A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo, te honramos, te alabamos y te adoramos por tu obra de eterna alianza que trae paz a la humanidad. Sana las heridas en el Sacratísimo Corazón de Jesús. Consuela al Padre todopoderoso en su trono, y lava los pecados del mundo entero. Que todos te reverencien, oh Preciosa Sangre, ten misericordia. Amén.
Sacratísimo Corazón de Jesús, ten misericordia de nosotros.
Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros.
San José, esposo de María, ruega por nosotros.
Santos Pedro y Pablo, rueguen por nosotros.
San Juan al pie de la Cruz, ruega por nosotros.
Santa María Magdalena, ruega por nosotros.
Todos los grandes santos de nuestro Señor, rueguen por nosotros.