El conmovedor testimonio de una mujer que participó durante la “Marcha por la Vida” en Colombia
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“Yo iba a abortar, cuando de camino a la clínica me abordaron personas de la campaña ‘40 Días por la Vida’, pero no les puse cuidado. Ellos insistieron, me entregaron una imagen de la Virgen María y de repente, cuando los vi orando, sentí en carne viva que no debía hacerlo, que era necesario salvar a mi bebé”.
Así comienza su relato Sandra Tejada, una ingeniera colombiana que con su testimonio se ha convertido en uno de los símbolos de Unidos por la Vida, una plataforma ciudadana que defiende la existencia desde su concepción hasta su muerte natural.
Esta nueva parte de su vida comenzó a los 26 años, cuando tenía 12 semanas de embarazo y su noviazgo estaba en crisis. En ese momento pensó que lo mejor era ir a una de las clínicas de abortos ―legales e ilegales― que existen en Bogotá. Primero llegó a una de las más discretas, pero no tuvo dinero suficiente para pagar el procedimiento quirúrgico.
Luego, buscó una de las más grandes y ‘populares’ por sus tarifas económicas y en la cual podía pagar con tarjeta de crédito, pero cuando se disponía a entrar, se produjo el encuentro con las personas que le entregaron la estampita de la Virgen.
Sandra recuerda que en ese momento una señora mayor le contó su experiencia personal con el aborto muchos años atrás. “Le escuché decir que había sido muy duro y doloroso para ella y quise saber en qué consistía ese llamado… a los pocos días me invitaron a los retiros de Emaús y eso cambió mi vida porque al sentir la iluminación del Espíritu Santo, decidí tener a mi hija”, afirmó Sandra en entrevista con Aleteia.
Después de que aquellos desconocidos le ayudaran a tener otra visión de la vida y “las cosas del mundo”, Sandra se dedicó a Violeta ―su niña que hoy tiene dos años― y aunque reconoce que ha tenido momentos difíciles, cree que “todo es más llevadero si se va de la mano de Dios”.
Desde los días en que se convenció de haber hecho lo correcto al preservar una vida, Sandra ofrece su testimonio y habla con embarazadas que desean abortar para decirles que “esa no es la vía más fácil, sino la más difícil porque duele mucho, dura toda la vida y deja heridas difíciles de sanar”.
Las marchas por la vida
Por lo menos 400.000 personas, entre ellos Sandra, salieron el sábado 5 de mayo a marchar por las calles de 53 ciudades colombianas para protestar por decisiones judiciales y gubernamentales que, en concepto de la Plataforma Ciudadana Unidos por la Vida, “están enfocadas en destruir la vida de inocentes e indefensos, en lugar de defenderla, aquellas que según san Juan Pablo II hacen parte de la cultura de la muerte”.
Para Jesús Magaña ―coordinador de este movimiento no eclesiástico integrado por diferentes organizaciones y personas― la Corte Constitucional y la Corte Suprema de Justicia, están “ejerciendo un totalitarismo jurídico, una especie de gobierno de los jueces, al pasar por encima del Congreso de la República, y expedir sentencias contrarias a la Constitución Nacional que en su Artículo 11 consagra la inviolabilidad de la vida humana y la inexistencia de la pena de muerte”.
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Magaña se refiere a una sentencia del máximo tribunal del país que en 2006 despenalizó el aborto en tres casos específicos: cuando el embarazo es peligroso para la vida o salud de la mujer; por grave malformación del feto que haga inviable su vida, y en los eventos en que el embarazo sea la consecuencia de incesto, violación o de inseminación artificial o transferencia de óvulo no consentidas.
Unidos por la Vida también considera que atentan contra la existencia humana otras determinaciones como las que despenalizan la eutanasia en adultos, así como para menores de edad sin el consentimiento paterno; la que permite a niños y adolescentes cambiar de sexo sin autorización de sus progenitores, y otra referida a la pornografía infantil.
En todos los casos este movimiento considera que el Gobierno ha sido negligente y pasivo por no haber fijado con claridad su posición sobre la vida.
Andrea Garzón, otra integrante de Unidos por la Vida, explicó que desde 2006 cuando se creó esta organización, se han adelantado doce marchas masivas en las cuales se ha demostrado que muchos ciudadanos están cansados de crímenes como el aborto y la eutanasia.
“Ya tenemos suficiente con las víctimas del conflicto armado, como para seguir acabando con vidas inocentes de manera silenciosa”, enfatizó Garzón para quien una de las peticiones más importantes planteadas por ellos al Gobierno es la implementación de organismos que en lugar de atentar contra la vida, brinden opciones realistas a seres indefensos.
* Según datos extraoficiales, en Colombia se practican anualmente entre 300.000 y 400.000 abortos. Estas cifras incluyen prácticas legales e ilegales.