Si las mujeres abarcaran menos y los hombres se involucraran más su convivencia sería más armoniosa en todos los aspectos de la vida
Conocer la psicología del hombre y de la mujer nos ayuda a comprender el valor del otro para así poder lograr una convivencia armoniosa en la vida familiar, laboral y social. La psicóloga chilena Pilar Sordo comenta en su libro “Viva la diferencia” que en la medida que el hombre se ponga en los zapatos de la mujer y viceversa, las diferencias se abrirán al complemento.
El hombre debe aprender de la mujer y valorar su visión. La mujer debe reconocer el valor del hombre en cuanto a sus visiones de la realidad.
En “Viva la diferencia”, Pilar Sordo utiliza dos verbos, retener -mujeres- y soltar -hombres-, para caracterizar a cada uno de los sexos y dice que la complementariedad pasa porque los hombres “aprendan” a retener y las mujeres a soltar.
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Retener
Las mujeres “retienen” de varias maneras. No solo desde un punto de vista biológico. También psicológico. Por una parte, explica la psicóloga, “las mujeres estamos diseñadas para retenerlo todo. (…) Guardamos las cosas ‘por si acaso”. ¿Cuántas cosas llevas en el bolso por si acaso?
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Además, esta visión “retentiva” de la realidad afecta a nuestra memoria. “Las mujeres nos acordamos de todo”, continúa Pilar Sordo. Esto hace que a las mujeres les cueste pasar página, pues al recordar por ejemplo un conflicto pasado, vuelven a enfadarse pues vuelven a sufrir el dolor que provocó aquel incidente pasado. “Por eso también nos cuesta tanto perdonar “, concluye.
Y por último, la capacidad de retención de la mujer afecta al aspecto comunicativo. Las mujeres son muy “preguntonas”, bromea. Lo quieren saber todo.
Estamos ante una mujer que “lo hace todo en su casa. Sola, heroica. Se queja de todo lo que pasa en su casa porque lo hace todo pero no deja hacer” . Piensa “si no lo hago yo, no lo hace nadie” y “nadie lo hará mejor que yo”.
Entonces, explica Pilar Sordo, “las mujeres quedamos atrapadas psicológicamente porque no podemos dejar de hacer nada de lo que hacemos”. Es en este punto en el que corre el riesgo de llegar al agotamiento físico y psíquico que afecta a tantas mujeres a día de hoy.
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Soltar
En contrapartida, continúa la psicóloga, “esa sensación de retención se contrapone con la capacidad maravillosa que tienen los hombres de soltar”. Ellos tienden a “soltar amarras” para poder navegar por la vida. Y es que están diseñados para el avance y no para detenerse.
Por eso, no llevan un bolso con muchas cosas ‘por si acaso’. Si tienen un problema, intentarán resolverlo lo antes posible con las herramientas que dispongan en ese momento.
En cuanto a la memoria, “ellos viven y olvidan para así poder avanzar”, añade. Por eso, cuando dos hombres se enfadan y se perdonan, al poco tiempo pueden tener una conversación como si no hubiera pasado nada. “Perdonan y siguen”.
Y por último, el hombre empleará su capacidad de comunicación para expresar aquello que es necesario y poco más.
Diferencias que los complementan
Hombres
- Actúan más buscando objetivos y metas
- Son prácticos y no tan afectivos
- Ordenan, separan y sueltan
- Suelen concentrarse en una sola cosa
- Resuelve asuntos callando
- La rabia es una característica masculina
- No le es difícil encontrar tiempo libre para él mismo
- Es más visual
- Es más realista y concreto
- Intimidad = sexualidad
Mujeres
- Se centran más en los procesos y los detalles
- Su motor de la vida es lo afectivo
- Juntan y reúnen cosas, objetos, ideas y emociones y las retener por mucho tiempo
- Son multifocales y pueden concentrarse en varias cosas a la vez
- Resuelven conflictos e inquietudes hablando
- La tristeza es un estado emocional más de la mujer
- Le cuesta encontrar tiempo para ellas
- Es más auditiva
- Es más idealista
- Intimidad = hablar
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