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Por qué terminé con tantos hijos

MOTHER WITH CHILDREN
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Michael Rennier - publicado el 10/05/18
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No importa cuántos hijos tengas, el número siempre es el correcto

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Tengo demasiados hijos. Estoy listo para admitirlo, en especial después de anoche, que me asomé por la puerta de su dormitorio para decirles buenas noches –los cinco insisten en dormir en el mismo cuarto– y me encontré que la peque de tres años se había colado en la cama con su hermana mayor y todos los chicos estaban enredados juntos en una maraña de brazos y piernas. Si ni siquiera puedo permitirme suficientes camas para estos niños, ¿qué tipo de padre soy?

Antes, aquel mismo día, encontré el mismo problema con las sillas de nuestro comedor. Solamente tenemos un juego de seis sillas, por lo que hay una de menos, así que hemos añadido dos sillas desparejadas antiquísimas que encontré en una tienda de segunda mano hace 20 años. Las sillas poseen una calidad de excavación arqueológica, con lo cual quiero decir que hace ya mucho tiempo que pasó su tiempo útil y que estarían mejor en un vertedero.

Las dos se han deteriorado hasta el punto de que hay un muelle metálico que surge en medio del asiento. La otra noche, me quedé encajado en una de ellas. Una oleada de risitas recorrió la mesa cuando mi prole, mi propia sangre, se burlaba de su padre. Después de todo lo que he hecho por ellos…

Sin embargo, la cuestión es la siguiente: adoro con todo mi ser tener demasiados hijos. De hecho, estamos a punto de tener un sexto. Me encanta que insistan todos en dormir juntos (aunque en realidad sí hay suficientes camas en la casa) y que todas las noches sean una fiesta de pijama. Me derrite el corazón ver a los mayores cuidando y queriendo a los pequeños.

Me encanta el alboroto que se forma a la hora de comer para evitar la silla con el muelle. ¿Demasiados hijos? En nuestra familia, al menos, no sabría decir si entendemos seriamente la idea de “demasiado”. Tenemos exactamente los niños que esperábamos tener y cada uno de ellos es precioso.

El tamaño de la familia es una decisión íntima entre una pareja y está sujeta a muchos factores: edad, salud física, ingresos, gestión del tiempo, estilo de vida y el tamaño de la furgoneta que estés dispuesto a conducir. Algunas parejas que quieren muchísimos hijos no los tienen y otras con abundante fertilidad en un principio habían esperado unos pocos menos.

La vida es así y yo nunca cuestionaría el tamaño de una progenie más pequeña, así que me hace gracia que me den la vara por el tamaño de la mía.

No es extraño, por ejemplo, que un desconocido en la cola del supermercado observe a nuestros hijos ayudando alegremente a poner la compra en la cinta transportadora y exclame que con menudo puñado de pequeños terrores tenemos que lidiar. Cosa dicha, por cierto, mientras nuestros hijos están escuchando. Sé que lo comentó de forma bienintencionada, pero en realidad resulta bastante ofensivo.

En el pasado, habría mirado intencionadamente a mis educados hijos mientras descargaban laboriosamente el carro y habría respondido que mis hijos son maravillosos. Ahora que el sexto está de camino, supongo que también puedo señalar que, de hecho, tenemos más de un puñado.

Me pregunto si la noción de que no pasa nada por insinuar que una pareja con más de unos pocos hijos tiene “demasiados” viene de los medios de comunicación. Por ejemplo, artículos como este son bastante comunes: “La ciencia demuestra que los niños son malos para el planeta. La moralidad sugiere que dejemos de tenerlos”.

No quiero entrar en el debate sobre cuántos humanos forman el número apropiado para vivir en este planeta, pero estoy lo bastante informado como para saber que en realidad estamos en un ciclo de fertilidad de baja población. Es más, la preocupación por el cambio climático y el número de hijos que tengo, no son dos temas tan conectados como algunos podrían pensar.


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En todo caso, no estamos teniendo suficientes bebés. Así que yo digo que si ustedes quieren tener un montón de hijos, adelante. Si uno, dos o incluso cero es el número que deciden por sus propios motivos, digo que está bien también. Yo solo diré que, para mí, tener hijos ha mejorado enormemente mi vida.

Me han ayudado a redefinir lo que considero verdaderamente importante; me abrazan cuando me marcho a trabajar por la mañana; llenan la casa a rebosar de alegría y ruido, y me han dado una excusa para volver a jugar al béisbol.

Incluso los momentos difíciles de la crianza terminan valiendo la pena porque, a través de ellos, aprendo poco a poco paciencia, autosacrificio y abnegación. Mis hijos me han hecho mejor persona.

Así que, donde quiera que estén en su viaje de paternidad, espero que esto les sirva de aliento. Si están pensando en tener su primer hijo y están preocupados por traer una vida nueva a este mundo y por cómo se las arreglarán, no se preocupen, lo harán de maravilla. La vida cambiará, pero ese pequeño será siempre un regalo, de maneras que no pueden siquiera imaginar.

Si, por otro lado, están pensando en añadir un tercero, cuarto, quinto o, me atrevo a decir, un sexto niño o más, entonces no dejen que nadie les haga sentir culpabilidad o vergüenza por ello. No se equivocan por querer que su familia crezca, porque no importa cuántos hijos tengan. No existe eso de “demasiados”. El número es siempre el correcto.

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