Cómo la espiritualidad camiliana ayuda a combatir la depresión
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Hace una semana y en diferentes instancias conocí la vida de dos personas que por distintos motivos se quitaron la vida. Dos personas menores de 45 años, con hijos y que no vieron esperanzas para salir adelante.
Chile se ubica, según estudios de la OCDE, en el segundo lugar con mayor cantidad de suicidios adolescentes a nivel mundial. La Organización Mundial de la Salud, señala además que el 17,5% de la población chilena padece depresión, lo que nos convierte en el país con la tasa más alta de prevalencia de esta enfermedad a nivel mundial.
Frente a esta dolorosa situación la familia Camiliana en Chile lleva desde hace 10 años un apostolado de acompañar y escuchar a personas que sufren de depresión. “Nuestra espiritualidad se puede explicar como evangelizar sanando y sanar evangelizando”, declara el Padre Pietro Magliozzi, religioso camiliano. “Esto se traduce en trabajar la salud de toda la persona no solo la salud del cuerpo o del espíritu sino que juntas las dos”.
Cuando canonizaron a San Camilo en 1700 el Papa Benedicto XIV dijo que Camilo había fundado una nueva escuela de caridad, no es solo es una caridad de hacer cosas sino que es una caridad mística donde se contempla al enfermo como al mismo Cristo.
“Yo conocí a los Camilianos en una misa donde ellos ofrecían un curso para acompañar a las personas que sufren depresión o enfermos terminales”, relata Mirtha Cañón vicepresidenta de la Familia Camiliana Laica en Chile. “Me interesó participar porque una persona cercana estaba pasando por una depresión muy profunda”, explica.
El Padre Pietro se dio cuenta que él no podía ayudar de manera efectiva a las personas afectadas por la depresión: “Me di cuenta que no era yo quien podía acompañar en este proceso; sino que lo debía hacer un hombre o una mujer que hayan pasado por esta situación y la habían superado. Solo un sanador herido, que conoce el dolor y que se sanó, puede ayudar a otro que se encuentra en la misma situación”.
Mirtha fundó un grupo que se llamaba ‘las flores’. Cada persona depresiva que participaba tenía el nombre de una flor y utilizando la espiritualidad del acompañamiento poco a poco cada uno comenzaba a mejorar y a superar la enfermedad.
Posteriormente se comenzó a utilizar una metodología llamada ‘RedSanar’ desarrollada en Argentina por parte de un camiliano y un siquiatra. Ellos añadieron a la dimensión espiritual la dimensión cognitiva para entender por qué una persona está sufriendo. De esta manera el sistema funciona de manera perfecta ya que se añade la acción donde la persona enferma debe realizar tareas.
“Corazón, mente y acción integrados ayudan al tratamiento complementado con los fármacos que también son importantes”, dice el padre Pietro.