Un cuadro de Francisco Zurbarán nos ofrece una iconografía del Niño Jesús muy sorprendente
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Proveniente de la colección de los duques de Sotomayor, este cuadro de Francisco Zurbarán, famoso pintor español del siglo XVII, acaba de incorporarse a la Fundación Bemberg de Toulouse. Un acontecimiento excepcional teniendo en cuenta que las obras de este gran maestro del Siglo de Oro español son raras en Francia.
El cuadro, de gran formato, representa al Niño Jesús hiriéndose con su corona de espinas. Una iconografía conmovedora pero poco habitual en la pintura occidental.
En esta pintura vertical, el Niño Jesús juega trenzando las ramas espinosas para hacer una corona. Zurbarán representó el momento en que el Niño se hiere el dedo, presagiando el dolor venidero. Esta asombrosa iconografía se encuentra más en España que en Francia. Ilustra lo que se llama el Niño Jesús “Portacroce”, es decir, “el Niño Jesús de la Pasión”. Pero, ¿por qué una iconografía así?
Una prefiguración de la crucifixión
En la Edad Media, la idea de que el Niño Jesús sabía de antemano lo que le iba a suceder estaba bien asimilada entre los fieles. En sus escritos, santo Tomás mismo declara: “En el momento de su concepción, el primer pensamiento de Cristo fue para su Cruz”.
En la Biblia, esta idea se consolida con el episodio en el que Jesús, a la edad de doce años, habla en el Templo de Jerusalén entre los doctores de la Ley mientras sus padres, María y José, se preocupan por no encontrarlo: “’Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados’. Jesús les respondió: ‘¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?’. Ellos no entendieron lo que les decía” (Mt 2,48-50).
Aunque esta iconografía es rara en Occidente, no es inexistente. El culto al Niño Jesús se desarrolló muy pronto en el cristianismo, a partir del siglo III, pero no fue hasta la Edad Media que aparecieron de verdad los Niños Jesús acompañados por los instrumentos de la Pasión. Más desarrollada en los países de influencia bizantina, esta iconografía fue apareciendo paulatinamente en los países occidentales hacia el siglo XV.
En Francia, hubo que esperar hasta el siglo XVII para ver algunos ejemplos, alentados por la Reforma católica.
Estas representaciones del “Niño Jesús de la Pasón” pueden tomar diferentes formas. Se representa bien sosteniendo la cruz, bien bendiciendo los instrumentos de la Pasión, vistiendo un manto púrpura, sosteniendo los clavos o la corona de espinas como en el cuadro de Francisco Zurbarán.
Un descubrimiento reciente de los hermanos Le Nain
Recientemente, un cuadro de los hermanos Le Nain, que evoca el mismo tipo iconográfico, reapareció de manera excepcional en otoño de 2017, durante un inventario privado. Una mujer jubilada de Vandea (Francia), que quería vender uno de sus cuadros, se puso en contacto con la casa de subastas de Rouillac para tasar su propiedad. Emocionado por el cuadro, el subastador presintió que aquello no era cualquier cosa.
Después de pasar por las manos de varios expertos, llegó el veredicto: es un cuadro de los hermanos Le Nain, con más probabilidad de Mathieu Le Nain. El descubrimiento fue todo un bombazo, ya que ningún especialista del pintor conocía la existencia de esta tela.
En el cuadro, el Niño se arrodilla y medita ante los instrumentos de la Pasión. A su alrededor están el cántaro con el que Poncio Pilato se lavaría las manos, la escalera para bajar la cruz y el farol de los soldados. El cuadro se venderá en subasta el 10 de junio y su precio se estima entre 3 y 5 millones de euros.
La ciudad de Laon, de donde proceden los hermanos Le Nain, espera adquirir este cuadro para completar las colecciones de su museo.