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¿Es bueno “darle de leer” a los bebés?

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Jaime Septién - publicado el 26/05/18
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En la era digital urge dedicar tiempo a los hijos y realizar con ellos una actividad que contribuirá a su desarrollo emocional y cognitivo: la lectura

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Uno de los recuerdos más íntimos que tienen mis hijos, cuando eran pequeños, es el de las sesiones de lectura nocturna, antes de apagar la luz. No solo fueron lecturas de “niños”, con animales haciendo ruido. En la medida en que podían entender el ritmo de las palabras, fueron cuentos, pequeñas novelas, hasta llegar a la cumbre: los siete libros de C. S. Lewis sobre Narnia.

Cuando han crecido y se han casado, lo mismo repiten con sus hijos. Aunque leer y contarles historias a los pequeños comienza a ser una costumbre de antes del diluvio para quienes hoy han entregado alma, vida y corazón a los dispositivos digitales, a los Smartphone y al universo de las tabletas. Han perdido un enorme tiempo de convivencia y, también, de desarrollo emocional y cognitivo.

DZIECKO Z KSIĄŻKĄ

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Así lo consigna el portal Familyandmedia, un think tank internacional que analiza la relación entre familia, medios de comunicación y sociedad. Nacido en Roma en 2005, este portal tiene como finalidad estudiar cómo la familia es descrita por los medios, individuando los modos en que se presenta y los posibles efectos de los contenidos de la oferta mediática, así como examinar el modo en que las instituciones que promueven la familia comunican su mensaje en el espacio público.

Según el informe, los niños aman escuchar cuentos, “porque les implican emotivamente, estimulan su fantasía y al mismo tiempo les ayudan a comprender y situar la realidad que les rodea”.

Se trata de “un instrumento educativo preciosísimo: el niño, que se identifica con los personajes, se compara con ellos, le lleva a preguntarse si es o no adecuado hacer frente a las problemáticas concretas y aprender cuáles son las consecuencias de determinadas acciones”.

Claro, esto sucede cuando tiene la estructura mental para entender el significado y el significante de los relatos, pero, dice el portal, no todos saben que los recién nacidos también pueden beneficiarse de la lectura.

CZYTANIE PISMA ŚWIĘTEGO

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Nunca es demasiado pronto para empezar

A partir de los seis meses, el recién nacido es capaz de escuchar un cuento, incluso sin comprenderlo, obviamente. Desde pequeñísimo, sin embargo, percibe la diferencia entre un diálogo y una narración y es muy propenso a dejarse entretener por esta última. Algo muy importante en la lectura es la actuación de sus padres sobre los personajes y las voces de los mismos.

La lectura a edades muy tempranas es aconsejable, se puede leer en el reporte de Familyandmedia, “no solo porque es apreciada por el niño, sino también porque le ayuda a desarrollar sus capacidades emotivas y relacionales”.



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Una investigación conducida por Suzanne M. Egan y Aisling Murray del Instituto de Investigación Económica y Social de Irlanda, demostró que leer a los recién nacidos ayuda a mejorar también el desarrollo cognitivo ya en los primeros meses de vida. En la investigación se demostró que los niños de nueve meses a los cuales se les leen fábulas o cuentos obtienen puntuaciones más altas en los test de desarrollo de conocimientos.

En resumen, si pensamos que la lectura sea una sana costumbre para los jóvenes, tengamos en cuenta que cuanto antes empecemos a hacerles apasionarse, mejores resultados provoca en el pequeño, dice el trabajo inserto en este número del portal que dirige Norberto González Gaitano.

MOTHER READING TO DAUGHTER

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Si la lectura de un padre es percibida como un acto de amor

Otro motivo por el cual se defiende la lectura en la tierna edad es que la relación adulto-niño es reforzada de una manera muy sólida porque el pequeñito percibe la lectura de parte del padre o la madre como un gesto de amor. El momento de la lectura, si se repite con constancia, quizá en un mismo horario o en el mismo lugar, se convierte en un ritual importante, un momento especial en el arco de la jornada.

Leer en voz alta a los niños resulta, además, en una actividad que fortalece la confianza del pequeño en sus figuras tutelares, quienes no solo están ahí para alimentarlo o cuidarlo, sino también para introducirlo al mundo de la imaginación y de la creación.


DZIEWCZYNKI CZYTAJĄ KSIĄŻKĘ
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Como recuerda la doctora Rossella Benedicente, psicóloga y psicoterapeuta, a través de la lectura, “adulto y niño entran en sintonía recíproca en una comunicación intensa y agradable hecha de emociones, complicidad y confianza que fortalece su unión afectiva. Desde el punto de vista emotivo permite explorar sus emociones más íntimas en compañía de los adultos que pueden entretenerlo, tranquilizarlo y darle explicaciones”.

En consecuencia, el niño quizá demasiado pequeño para entender la historia, no es demasiado pequeño para apreciar las atenciones que recibe. Por lo demás es importante, también, para quien lee pues le permite desconectarse de la rutina y sumergirse, “al menos por un poco, en mundos fantásticos, donde no hay lugar para nuestros problemas…”.

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