Para favorecer el trato padre-hijo adolescentes sería conveniente adoptar las siguientes actitudes
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
La etapa del desarrollo que denominamos adolescencia –aproximadamente entre los 12 y los 19 años- se caracteriza por cambios rápidos y no siempre estables en la forma en que el adolescente se comunica con su entorno. Pero por otra parte en este momento se fijarán pautas de comportamiento que le acompañarán el resto de su vida.
No podemos esperar que nuestro hijo o hija esté de acuerdo con nosotros siempre, ya que los objetivos de un adolescente a menudo son muy distintos de los objetivos de sus padres. Lo que sí podemos esperar, es que atienda nuestras propuestas y opiniones y las tenga en cuenta, aunque en ocasiones sea para desecharlas.
Comunicación padre e hijo
Para facilitar la comunicación, sería conveniente considerar los siguientes aspectos comentados en la siguiente galería de fotos
Libertad y responsabilidad
Cuando nuestros hijos crecen, esperamos de ellos que aumenten su responsabilidad. Esperamos que colaboren en más cosas, que lo hagan por iniciativa propia o que asuman las consecuencias de sus decisiones.
Simultáneamente, vamos a tener mayor facilidad para confiar en ellos, en sus recursos y capacidades para organizarse y para cuidarse, incluso para cuidar a personas de su entorno, como por ejemplo, hermanos pequeños.
La responsabilidad está íntimamente ligada a la libertad. Cuando los padres sienten y comprueban que sus hijos son más responsables, tienen menos dificultades para ofrecerles confianza y libertad para actuar y decidir según su criterio. Del mismo modo, con frecuencia se muestran más responsables cuando disfrutan de mayor capacidad de decisión.
Lo que da más resultado
- Mantener aquello que quiero mantener, confiar. La confianza entre las personas es un vínculo de doble dirección. Es muy difícil que un hijo adolescente confíe en nosotros si no siente que confiamos en el. Respetando su necesidad de disponer de una mayor intimidad, ofrecer confianza es la mejor manera de facilitar recibirla.
- Intercambios equitativos. Dar para recibir. Cuando nos ofrecemos a facilitar algo a alguien, algo que es importante o al menos atractivo para esa persona, facilitamos una situación que nos permite proponer un nuevo intercambio. Es muy interesante, en negociaciones con adolescentes, al hacer alguna concesión en algo que es fundamental para ellos, conseguir algo que sea fundamental igualmente para los padres. En líneas generales, ofrecer libertad a cambio de responsabilidad y viceversa.
Una comunicación abierta
Una de las características principales de la adolescencia son las dificultades para mantener una comunicación que los padres consideren eficaz o válida.
Paulatinamente, el adolescente modifica la forma de relacionarse y comunicarse con los demás y, especialmente, con sus padres. El adolescente aumenta la parcela de su vida que considera íntima, y la protege de posibles invasiones.
Descubrimos que se ha vuelto más reservado sin motivo aparente. Los cambios corporales durante la adolescencia también influyen en el estado de ánimo. Los adolescentes con frecuencia pueden tener arranques verbalmente agresivos cuando se sienten confusos o contrariados. Además, la adolescencia es un largo proceso de construcción y afirmación de la personalidad, la autoimagen y la autoestima.
Esto lleva a las personas en estas edades a resultar críticas con algunos aspectos de su entorno, a la vez que despectivas y autocomplacientes en determinadas situaciones. Este conjunto de características producen un periodo que fácilmente redunda en discusiones y conflictos más o menos frecuentes con los padres y hermanos.
El amor por los hijos es el verdadero motivo por el que los padres de familia se esfuerzan por afrontar el periodo de la adolescencia con puso firme pero al mismo tiempo con tanta paciencia y amplio margen de comprensión. Los hijos se están transformando en jóvenes y esto requiere un trabajo diario de seguimiento en una continua transformación que es difícil sobre todo para los mismos hijos.