Siguiendo el Camino Inca encontró la paz
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En el fondo del mar se tiene a sí misma. Consigue paz. Se sostiene con valentía al sumergirse entre ruinas y caminos prehispánicos. El mar tiene una fuerza inmensa “me hace sentir pequeña y vulnerable”, comenta la arqueóloga subacuática Rocío Villar Astigueta.
La peruana intenta reconstruir la historia del Perú antiguo al investigar en las profundidades del mar del Perú una ruta marina de comercio prehispánico que unió varios puertos del litoral.
A lo largo de las costas peruanas se esconden vestigios con detalles desconocidos de nuestra historia. Tras diversas exploraciones en el mar, lagos y lagunas altoandinas se descubrieron a más de 4.600 metros sobre el nivel del mar un asentamiento doméstico prehispánico, segmentos de caminos incas, arquitectura en el Lago Titicaca, además de una embarcación de madera provista de cañones.
Buceando en las profundidades marinas Villar halló en una laguna de la Cordillera de la Viuda, en Canta provincia de Lima un camino real prehispánico, que en quechua se le llama “Qapac Ñan”, la ruta había quedado sumergida tras la elevación del nivel de las aguas provocado por los deshielos.
Aventura por el Perú
Pese a que en el Perú no existe esta disciplina como una especialidad universitaria. Rocío no dudo en embarcarse en esta aventura cultural. Con su cámara fotográfica a cuestas, y aquel respirador automático de buceo, que logró incorporar el reconocido oceanógrafo Jacques Cousteau, incansable investigador de nuestro patrimonio cultural de las heladas aguas del Lago Titicaca, la audaz arqueóloga subacuática logró captar una imagen de tramo del “Qapac Ñan”.
“Varias veces estuve a punto de congelarme, pero logré identificar el patrimonio cultural sumergido”, recuerda la especialista durante una entrevista concedida a un diario local. Villar es una integrante de esa pequeña tribu de aventureros que le sigue los pasos a este visionario y pionero, amante del mar, quien inició su travesía por el Perú desde 1970. Medio siglo ha pasado y sin embargo en el país la arqueología subacuática no despega.
El aporte de esta científica peruana va más allá de cualquier descubrimiento. Ella espera que los peruanos dejen de darle la espalda al mar y puedan comprobar la histórica relación que existe con las islas y el océano. Su último hallazgo consiste en un sistema de puertos prehispánicos posiblemente vinculados a este camino andino subacuático.
¿Qué esconde el mar peruano?
Como parte de su formación incursionó también en diversas expediciones en el mar mediterráneo a su paso por España, Francia y en Latinoamérica en Argentina, Uruguay, Chile y República Dominicana. En nuestro país investigó embarcaciones sumergidas en el litoral de Lima y el Callao, Arequipa y el norte del Perú. Además del Lago Titicaca donde logró identificar plazas hundidas y construcciones sumergidas.
La arqueóloga peruana es integrante del equipo de especialistas acuáticos del Santuario de Pachacamac que lleva adelante el proyecto “Yslas de Pachacamac”. En Pachacamac todavía se puede ver a pescadores artesanales que navegan sobre balsas de palos, quienes solo en una hora de navegación a remo pueden llegar a orillas de la Ysla grande. Rocío investiga las relaciones del Santuario de Pachacamac y sus islas. El estudio apunta al conocimiento del sistema portuario prehispánico que según la especialista debió funcionar como un qapac ñan marino, “conocemos por las crónicas que fueron grandes navegantes, en el lugar debió existir un circuito de puertos para el cabotaje prehispánico”.
Aprendió del mar a prepararse para la vida y para enfrentar cualquier reto con respeto y valentía. Además de la investigación científica gracias a este proyecto se logró impulsar el programa piloto del Ministerio de Cultura, para introducir la arqueología subacuática como disciplina científica en el Perú, además de capacitar un equipo de arqueólogos subacuáticos nacionales y lograr así sensibilizar a la población.