Cuando nuestros baños de sol se hacen imposibles por culpa de las nubes grises, cuando las tormentas amenazan nuestros sueños de vitamina D, volvemos a las virtudes terapéuticas del arte. Aleteia os sugiere nueve cuadros para que vuestros días sean siempre soleados
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Estamos en 1914, la guerra estalla, los corazones están tristes, las conciencias pesan y las madres se arrodillan para suplicar a la Virgen que salve a sus jóvenes hijos. En su jardín, el alma de un hombre de 74 años piensa en las víctimas de la guerra. Una idea ilumina su espíritu… conoce el poder de su arte. Un arte que puede calmar los tormentos trágicos causados por la guerra. Esta es la bella historia de la serie Nenúfares en el Museo de la Orangerie de París. Siguiendo a Monet, sabremos aprovechar las virtudes terapéuticas del arte y la capacidad del hombre para sublimar la naturaleza.
Cuando el clima no acompaña nuestras expectativas, cuando los días grisáceos barren nuestros sueños de sol y calor… el arte puede salvarnos de la melancolía punzante. Mejor que una foto, en la pintura percibimos el carácter profundo de la persona, nos ofrece algo de su subjetividad, de su ser por su talento. Sabemos apreciar, más allá de un paisaje, a una persona escondida detrás de cada movimiento del pincel.
Aquí hay una selección de pinturas impresionistas que representan la primavera. La fuerza de este movimiento pictórico reside en el trabajo de luz y color. En el siglo XIX, el corazón de los pintores era amargo. Son rechazados en las exposiciones porque sus pinturas se salen de los esquemas académicos. Prefieren trabajar con escenas de la vida cotidiana, con paisajes. Para estupor de todos, pintan al aire libre, trabajan la luz y prefieren superponer toques de pintura en lugar de mezclarlos. En su tiempo, los impresionistas supieron de insuflar con fuerza nueva vida al mundo artístico. Hoy, dejemos que su pintura abra un acceso a la luz…
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Artículo de Thérèse Paré