¿Qué hace posible que dos alumnos radicalmente distintos sientan lo mismo?
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Cuando en un colegio llega un alumno nuevo procedente de un país lejano, su principal problema suele ser el lenguaje. Desconocer la lengua que se habla en el país de acogida se convierte para él en una enorme barrera para comunicarse y para integrarse en el grupo. Además, sus costumbres y conocimientos son muy diferentes a las de sus compañeros por lo que sus profesores le podrán ayudar adaptando el curriculum educativo y facilitarle la creación de vínculos con el resto de sus alumnos.
Tal vez, la materia que más ayude para lograr integrarlo es Música. Presente en todos programas educativos, ha de ser vista como una ocasión para crear un ambiente de acogida y colaboración en la clase.
Para ello es importante partir de una metodología que se adapte a los alumnos y tenga como objetivo principal la integración social. En este sentido cada niño puede aportar su experiencia musical, compartiendo con el resto de la clase la diversidad específica de su cultura.
La música es un arte universal. Todos los alumnos han tenido experiencias musicales diferentes que pueden compartir con sus compañeros a través de actividades en las que la intervención sea individual y grupal.
Una dinámica podría ser la siguiente: un alumno improvisa un sencillo esquema rítmico y los demás lo repiten. El hecho de ser el autor de esta secuencia rítmica interpretada a continuación por todos el resto de la clase favorece la autoestima, la autonomía y la relación con los demás, tan importantes para quien necesite integrarse en el grupo.
Estas breves improvisaciones individuales pueden ser también melódicas, vocales y de expresión corporal. La intervención individual se puede hacer también aportando canciones infantiles y juegos que lleven incorporados la música pertenecientes a su propia cultura.
De este modo el alumno se educa de manera activa como intérprete, auditor y receptor de la música, como realizador expresivo y creativo y como oyente crítico del papel de la música en la sociedad actual.
Unir intereses comunes por la música por medio de las emociones es un modo de potenciar la cohesión del grupo evitando la segregación o la discriminación y sobre todo creando el ambiente adecuado para acercar a los niños a la riqueza cultural que tienen en clase.
De esta manera lograremos que la clase sea un lugar de convivencia.