El “continente blanco” ha perdido alrededor de tres billones de toneladas de hielo entre 1992 y 2017
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El dato es impactante y fue difundido recientemente en la revista Nature, medio que encargado de publicar un análisis en base a estudios científicos sobre el estado actual y futuro de la Antártida, un deslumbrante lugar de la Creación, en el Polo Sur, también conocido como “el continente blanco”.
Es ahí donde se concluye que la capa de hielo de la Antártida ha perdido alrededor de tres millones de toneladas entre 1992 y 2017, algo que a la postre también impacta en el aumento del nivel del mar (8 milímetros), proceso que se ha acelerado en los últimos años y representa una clara amenaza sobre las costas y con ello a las personas las habitan.
Efectivamente, en base a este informe, divulgado por diversas agencias internacionales como AFP, el ritmo del deshielo se ha triplicado durante el ese período de tiempo, siendo el lado occidental el que experimentó el cambio más importante.
“Ahora disponemos de una imagen inequívoca de lo que está pasando en la Antártida”, dijo a AFP el corresponsable del estudio Eric Rignot, científico del Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA, un estudioso de las capas de hielo de la Tierra.
“Vemos estos resultados como una nueva señal de alarma para actuar y ralentizar el calentamiento de nuestro planeta”, agregó Rignot.
La Antártida, con la cantidad de agua que posee, tiene potencial como para elevar el nivel del mar casi 60 metros. Efectivamente, lo que sucede con el hielo de la Antártida es un claro indicador del cambio climático y deja de manifiesto los riesgos para el desarrollo de la vida y la “casa común” (Laudato Sí) si no se toman medidas urgentes de cuidado y contra el calentamiento global.
En este momento la Antártida clama por mayor atención como recuerda el papa Francisco en su encíclica Laudato Sí.
“El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar. El Creador no nos abandona, nunca hizo marcha atrás en su proyecto de amor, no se arrepiente de habernos creado. La humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común. Deseo reconocer, alentar y dar las gracias a todos los que, en los más variados sectores de la actividad humana, están trabajando para garantizar la protección de la casa que compartimos”, expresa el Papa en uno de los pasajes de su encíclica.
“Si la actual tendencia continúa, este siglo podría ser testigo de cambios climáticos inauditos y de una destrucción sin precedentes de los ecosistemas, con graves consecuencias para todos nosotros. El crecimiento del nivel del mar, por ejemplo, puede crear situaciones de extrema gravedad si se tiene en cuenta que la cuarta parte de la población mundial vive junto al mar o muy cerca de él, y la mayor parte de las megaciudades están situadas en zonas costeras”, agrega también el papa al hacer referencia al tema de la contaminación y el cambio climático.
¿Será posible pensar en un “futuro feliz” para la Antártida y los seres humanos que habitan en las costas? La respuesta, para que sea afirmativa, merece reflexión, pero también acción.