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La santa suiza venerada y admirada en Colombia

BERNARDA BUTLER
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Vicente Silva Vargas - Aleteia Colombia - publicado el 01/07/18
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Una médica asegura que le debe la vida a su fe y a la monja María Bernarda Bütler

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Han pasado dieciséis años y por ninguna circunstancia la médica Mirna Jazime Correa ha cambiado su convicción de que fue esta monja suiza la que la salvó de morir en una unidad de cuidados intensivos donde permaneció inconsciente durante una semana.

BERNARDA BUTLER

kath.ch-Public domain

Su testimonio, que en 2002 fue acogido por el Vaticano para canonizar a la religiosa, es elocuente.

“Estuve con fiebre alta, líquido en los pulmones, dificultad respiratoria severa y serias fallas renales. Tenía neumonía atípica, una enfermedad común que mata, pero que en mi caso se complicó pese a que el
tratamiento y los medicamentos aplicados eran los correctos”, relató a Aleteia la doctora Jazime Correa.

Su salud se deterioró tan rápidamente que los médicos la desahuciaron y le dijeron a Lilian, su madre, que su hija iba a morir.

Sin embargo, una de las monjas que servía como enfermera en la Clínica Madre Bernarda ―fundada por
la religiosa a comienzos del siglo XX en Cartagena― le regaló una novena con una reliquia de la entonces beata y le pidió que la pusiera sobre la cabeza de su hija de 29 años y rezara con devoción.

Al segundo día de la novena los médicos que la diagnosticaron y temían el deceso de la colega, notaron drásticos cambios en su condición clínica.

Según la monja Yadira Jiménez, franciscana misionera de María Auxiliadora, “el edema había disminuido, la respiración era casi normal y las placas radiográficas del tórax mostraban muy poco líquido en los pulmones”.

Los especialistas ―que no habían cambiado los procedimientos ni las medicinas― no podían creerlo y aunque las dudas persistían, practicaron nuevos exámenes que ratificaron la recuperación definitiva de la paciente.

Estupefactos ―señalan diferentes testimonios― admitieron que no había evidencias médicas para refutar el hecho o explicarlo científicamente.

Mirna dudó de lo sucedido durante su hospitalización y no creyó la versión de su madre sobre las oraciones.

“Como médica, dudé e indagué en mi historia clínica, observé las radiografías desde la primera hasta la última ―ya resuelta la neumonía― y comprobé que físicamente ocurrió algo extraordinario porque no
había señales de mi enfermedad desde el segundo día de la novena. ¡Ahí sí creí en un milagro de verdad y el poder de la oración! ¡Fue un acontecimiento hermoso porque me convencí de que la fe se impuso a la ciencia!“, asevera con emoción esta médica internista.

Aunque la conocía pero le rezaba poco pese a haber estudiado en el Colegio Biffi ―fundado también por Bernarda― está segura que el milagro cambió tanto su vida que se dedicó a propagar su devoción.

BERNARDA BUTLER

Vicente Silva Vargas

Además atiende a sus numerosos pacientes en la clínica que lleva el nombre de la santa y a quienes, sin dejar de ser médica, les sugiere que le oren pidiendo su sanación.

Así cree que le paga el favor a la monja puesto que muchos de esos enfermos graves regresan a su
consultorio para contarle que “gracias a Dios y a la Madre se han sanado”.

¿Quién es la santa?

Verena Bütler nació en Auw, Suiza. Cuando tenía 20 años ingresó al convento franciscano de María Auxiliadora, en Alstätten, y adoptó el nombre de María Bernarda del Corazón de María.

BERNARDA BUTLER

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En 1888 viajó con otras cinco religiosas para establecer un convento misionero en una zona selvática del Ecuador, donde luego fundó su congregación, las Hermanas Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora.

Durante una revuelta política en la que se persiguió a la Iglesia católica, las monjas suizas fueron desterradas de ese país en 1895.

Sin conocer nada de Colombia llegaron a Cartagena donde fueron acogidas por el obispo italiano Eugenio Biffi quien las alojó en un hospicio.

Bernarda empezó allí una formidable tarea que incluyó la creación de hospitales, colegios y escuelas en el Caribe.

También promovió la catequesis, ayudó a evangelizar e impulsó programas sociales para los pobres. Desde Colombia extendió su congregación a Austria, Suiza, Brasil, Bolivia, Cuba, Ecuador, Perú, Venezuela, Malí y Chad.

Como si el tiempo le sobrara, escribió en alemán 2.159 cartas y documentos con profundas reflexiones teológicas, filosóficas y morales.

Con fama de santa, Bernarda murió en Cartagena el 19 de mayo de 1924. En esa ciudad reposan sus cenizas, hay una capilla con su nombre y está el Museo Biográfico Madre Bernarda.

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El Colegio Biffi tiene más de un siglo y la clínica que la recuerda con su nombre, atiende permanentemente a enfermos de todas las condiciones.

El proceso para la canonización de la primera santa suiza de la historia empezó en 1935. En 1967 se reconoció el milagro que permitió su beatificación 28 años después por parte de san Juan Pablo II y el 12 de octubre de 2008, el papa Benedicto XVI la inscribió en el libro de los santos.

CANONIZATION

AFP PHOTO / ALBERTO PIZZOLI

Aquel día el relicario con fragmentos de sus restos fue entregado al Vaticano por Mirna, la médica que
debe su vida a Dios y a la monja suiza.

 

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