Conoce la emotiva oración de consagración y reza por el respeto a la vida
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Miles de argentinos llegados de todo el país acudieron a la Basílica de Luján para participar de una Misa por la Vida y consagrar su pueblo a su patrona, Nuestra Señora de Luján. Se trató de una celebración emotiva y profunda, ante muchos que se sienten “perplejos y doloridos” ante la posible legalización del aborto, tal como expresó en su homilía monseñor Oscar Ojea, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina.
En familia, grupos de jóvenes, abuelos, niños, grupos misioneros, decenas de miles asistieron a una Misa que fue concelebrada por más de 50 obispos que representaron a toda la geografía argentina. Lo hicieron pese a que el día anterior el tiempo no hacía presagiar un buen escenario, pero al momento de la Misa el cielo invernal se fue abriendo para permitir una celebración al aire libre en la inmensa pero abarrotada Plaza Belgrano, frente al imponente templo.
En muchas diócesis, en distantes ciudades, se replicó la reunión de fieles con masiva concurrencia y la misma intención, como Salta, Jujuy, Catamarca, Paraná, Añatuya, Cruz del Eje, Mendoza y Córdoba, entre muchísimas otras.
“Sería la primera vez que se dictaría en la Argentina y en tiempos de democracia, una ley que legitime la eliminación de un ser humano por otro ser humano. La Virgen conoce este desamparo y esta tristeza, los conoce por experiencia propia al pie de la cruz”, dijo monseñor Ojea en su Homilía. “Sabemos que no siempre es fácil recibir la vida como viene, a veces se presenta en contextos conflictivos y angustiosos. Sin embargo, siempre es posible cuidarla y defenderla. Sentimos la necesidad de agradecer en esta Eucaristía en la que celebramos la Vida, a tantas madres que han sabido superar circunstancias muy complejas optando por cuidar y defender al niño que llevan consigo”, aseguró.
“Hemos recibido nuestra vida como don, por eso debemos cuidarla, tampoco somos dueños de otra vida humana. Es otro cuerpo, otra vida sobre la que no tenemos poder. Chicos y chicas, el aborto no es un derecho sino un drama”, clamó en un fragmento de su mensaje especialmente dirigido a los jóvenes.
“Los argentinos no podemos perder esa hospitalidad esencial de todo ser humano: La capacidad de recibir con los brazos abiertos a todos aquellos que han sido invitados al banquete de la vida, preparando para ellos una casa digna de ser habitada, una Patria más justa, más fraterna y más humana”, pidió en una homilía que en numerosas ocasiones fue interrumpida y aplaudida. Se trataron en muchos casos de palabras tristes ante escenarios inesperados, pero siempre con una invitación a la esperanza, en especial a los pies de María.
Podrá ser interpretada la noticia, ampliamente ignorada por medios masivos, como un gesto de rechazo a una posible ley. Pero más que una Misa para decir un “NO” al aborto, la Eucaristía celebrada a los pies de la Virgen de Luján fue un inmenso “SÍ” a toda vida en la Argentina.
Pies empapados
Cuenta la historia que el Negrito Manuel, primer custodio de la Virgen de Luján, la encontraba por las mañanas con los pies húmedos por el rocío, signo que el Negrito interpretaba imaginando que María salía al encuentro de sus hijos por la noche. Uno de los momentos más emotivos de la jornada tuvo que ver justamente con eso, con María saliendo del santuario a caminar y peregrinar entre sus hijos, llevada por los Obispos argentinos ante miles de fieles que con inmensa devoción la saludaban y le pedían que proteja toda vida en la Argentina, en este momento en especial, la que crece en el vientre materno.
Oración de Consagración
Ante los pies de María, los argentinos rezaron esta oración:
A tus pies renovamos la Esperanza. Vale toda vida.
Nuestra Señora de Luján
Madre del Pueblo Argentino,
aquí estamos a tus pies
para renovar la esperanza
y porque vale toda vida.
Hoy Madre Nuestra de Luján,
venimos como hijas e hijos tuyos,
para junto a vos, comprometernos a defender al inocente que no ha nacido, y también a sus mamás que sufren en su cuerpo y en su espíritu.
Venimos a tus brazos de Madre, heridos y agobiados por tanta miseria y pobreza,
por el abandono y la postergación de tantos hermanos,
por la trata de personas,
la eutanasia encubierta en los enfermos y ancianos privados de atención, y por tantas nuevas formas de esclavitud y descarte.
Vos conoces muy bien el dolor y la angustia de muchas mujeres. En ésta, tu Casa, son muchas las que te confían el secreto más hondo de su corazón:
el intenso sufrimiento vivido en algún momento de confusión,
el pesar que no se va y el arrepentimiento sentido y profundo. Conoces a tantas que dudan en lo más íntimo de su ser
y tienen miedo de enfrentar la vida.
¡Qué inmenso es tu Amor Madre querida, nunca rechazas a nadie! Continuamente consolás, sanás, ayudás a levantar la vida
y acercas a todas al Padre Misericordioso que en todo momento está dispuesto a perdonar.
Te pedimos por todas ellas y las que seguirán viniendo
para que les regales esa misma fuerza
que el Padre Dios te concedió para cuidar a Su Hijo e Hijo tuyo, en todos los momentos y circunstancias de su vida.
La Patria se debate en estos días entre la vida y la muerte,
necesitamos tu coraje, tu valentía tu audacia,
para decir siempre que Sí a Dios y a la vida.
Ayudanos a no caer en la tentación de la mentira, la tibieza y la indiferencia,
y así, no dejar a muchos afuera del camino de la vida.
Estamos aquí para consagrarnos a Tu Amor de Madre
y encomendarnos por tu intermedio, al Bueno de Dios.
Y lo hacemos con infinita confianza.
Frente a tu Imagen,
y a esta Casa que en todo momento nos acobija y protege,
porque es Casa de nuestro Pueblo,
nosotros como pastores,
te consagramos, Nuestra Señora de Luján
a nuestra querida Patria Argentina
para que siendo fieles a Jesús, que es Buena Noticia de Vida y Amor, alcancemos con prontitud, una fuerte y sentida Reconciliación Nacional y una Paz duradera.
Queremos consagrar y encomendar a cada una de nuestras familias para que sean casa y escuela de vida, comunión y amor.
Te consagramos a las mamás que llevan una hija o un hijo en su vientre, y también te hacemos una entrega confiada de sus papás,
para que toda vida que se geste pueda nacer, crecer y habitar en nuestra querida Nación.
Te consagramos a las niñas y a los niños,
te pedimos que tengan una vida llena de esperanza y que no les falte nada.
Te consagramos a los jóvenes,
dales la gracia de crecer como personas felices y plenas
y que sean fuertes para hacer un mundo más humano.
Ponemos en tus manos de Madre a nuestros queridísimos ancianos para que vivan con serenidad y júbilo
y todos aprendamos de su sabiduría.
Madre de Luján, Tu Hijo, nuestro Amado Señor,
nos ha entregado su Vida para que todos nosotros tengamos Vida en abundancia,
danos un ánimo confiado, perseverante y lleno de valentía
para ser sus discípulos-misioneros
y defender la vida de cada persona, desde su concepción hasta la muerte natural,
defenderla siempre y en toda circunstancia
y que podamos hacerlo con claridad, firmeza y pasión
hasta el final de los tiempos,
cuando el Señor Jesús juzgue a todas las Naciones en el Amor.
Amén.