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El secreto del liquiliqui, el traje típico venezolano

SIMON DIAZ
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Macky Arenas - publicado el 10/07/18
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Desde García Márquez, Chávez, Maduro, cantantes populares y hasta modelos venezolanas lo han lucido. Haz click en la galería y descubre sus usos

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Liquiliqui se llama al traje típico del llanero venezolano, hecho de lino blanco o de colores claros y compuesto de un pantalón y una chaqueta de cuello alto abotonada al frente, ocasionalmente con piezas de oro. Se usa en situaciones especiales y en fiestas. Antiguamente, se llevaba para asistir a misas, bautizos, bodas y celebraciones religiosas puntuales.

Es un sencillo atuendo, confeccionado también en algodón, usado sobre todo en la calurosa región de los Llanos venezolanos para ceremonias y para bailar el tradicional joropo que no se concibe sin el varón en liquiliqui. Básicamente es blanco o beige, pero en la actualidad ya se fabrica de todos los colores, a gusto del que lo encargue.

Originalmente se usó con alpargatas, un calzado hecho generalmente con lona y cuya suela se confecciona con cáñamo, esparto u otras fibras. Hoy, en las ciudades, se combina con zapatos de vestir.

El origen del traje es impreciso. Unos señalan que llegó desde Europa y otros le atribuyen origen asiático por la forma del cuello, parecido al “mao” inspirado en China.  Hay múltiples teorías sobre la creación de este traje, pero un aspecto interesante sobre su origen  es la derivación que se le atribuye de un uniforme francés llamado liquette. En el siglo XIX el italiano Giuseppe Garibaldi usaba una camisa que tenía un corte similar al del liquiliqui, y este pudo haber sido la fuente de inspiración del venezolano para confeccionar su traje típico.

 

 

Otras fuentes indican que el liquiliqui surge a finales de la Guerra de Independencia dentro del proceso de adaptación a la vida civil. Sastres y costureras modificaron las viejas vestimentas militares y crearon una chaqueta de cuatro bolsillos, sin charreteras, a la cual hay que improvisarle un cuello. Y, ciertamente, cualquier venezolano que haya apreciado o estudiado los uniformes de los soldados coloniales y los patriotas, comprobará que, en efecto, hay similitudes entre esa indumentaria y el traje típico.

Pese a todas las teorías que intentan explicar los orígenes de este atuendo, los venezolanos se sienten identificados con él, ya que es una pieza importante para nuestra cultura. Es sinónimo de patriotismo y no solamente se utiliza en las tierras venezolanas sino que también se puede apreciar en Colombia y en otras regiones del continente.

“Esta vestimenta se ha consolidado en todo el siglo XX, ya que la ligereza y la sencillez del traje es ideal para las características climáticas que abundan en el Caribe y otros espacios de América Latina“, han señalado los expertos.

El traje ha tenido una importante solidez y se sigue usando como un elemento simbólico.

Aún cuando es sencillo, es elegante y quien lo lleva destaca por su finura y atractivo. Agrega un cierto toque de gallardía al varón y –también las mujeres pueden llevarlo- un aire chic y refinado a las damas. Sienta muy bien a las figuras delgadas, no así a los pasados de peso, no solo por sus líneas y su cierre al cuello, sino por sus colores generalmente claros.

Son muchas las Miss Venezuela que han desfilado en liquiliqui. García Márquez lo portaba en día en que recibió el Premio Nobel y ello le dio al traje una visibilidad impresionante.

También se parece a otras prendas del Caribe y es tradicional de la zona de los Llanos, en el centro de Venezuela. Y ahí es donde radica el fondo del problema.

“A finales del siglo XIX se vuelve como el traje típico venezolano. Se empieza a ligar con los Llanos y con la figura del llanero, que es fuerte, popular, y se convierte en una prenda muy nacionalista”, explicó en una ocasión Cecilia Rodríguez Lehmann, profesora de Literatura y estudiosa de la historia de la moda y el traje en Venezuela, quien en su libro “Con trazos de seda” analizó cómo el poder en Venezuela usó la vestimenta en el siglo XIX.

El atuendo se convirtió en una prenda popular y sencilla del hombre rural, de provincia, lo que se opone a la figura afrancesada, refinada y moderna de la capital, Caracas. “Se ha usado como símbolo de una nacionalidad ligada a lo rural, a la figura del llanero, a la figura del caudillo”, dicen los expertos.

Varios próceres de la independencia eran llaneros, así como Chávez, que recuperó el traje en la vida política del país. Por ello se afirma que bajo la sencillez del liquiliqui, tradicional traje venezolano, se esconde una simbología que alcanza la política.

No fue casual que Hugo Chávez lo vistiera el día que salió de la prisión en 1994 tras haber liderado un fallido golpe de Estado en 1992.

Al llanero se le atribuyen por lo general valores como la fuerza, la honestidad, la franqueza y el apego a la tierra, y es una imagen de la lucha heroica por la independencia.

Por esta razón, el traje se ha hecho objeto de disputa. Maduro trata de recuperarlo como símbolo del oficialismo después de que diputados del partido opositor Voluntad Popular (VP) lo vistieran en las dos últimas sesiones de instalación de la Asamblea Nacional, en 2016 y en 2017, en homenaje al líder de ese movimiento, Leopoldo López, quien aún se encuentra encarcelado y que lo vistió el día de su boda.

Sigue siendo utilizado con frecuencia por grandes exponentes de la música criolla, como el inolvidable Simón Díaz, autor de “Caballo Viejo”, quien recibió el Grammy Latino portando este hermoso vestuario.

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