Una mujer le escribió al Papa por su hija. Pero existen ya modos alternativos para no renunciar al Cuerpo de Cristo. Mira algunos ejemplos
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“Su Santidad, querido papa Francisco, soy una mamá que desde hace 13 años no hace otra cosa que luchar para dar una vida digna a mi hija que padece una grave patología”.
Así empieza el llamado, publicado en Repubblica Palermo (9 julio), que una mamá de Randazzo, en la provincia de Catania, envió al Papa para pedirle que a su hija -que padece un gastrostomía, a causa de la cual no puede beber ni comer por la boca, de otra forma corre el riesgo de morir- se le reconozca el derecho a recibir el sacramento de la Comunión.
Monica Scrivano, nombre de la mujer, espera una respuesta por parte del pontífice y que, a través de una dispensa particular, su hija pueda recibir la Primera Comunión. La niña, además, no habla, no ve, es microcéfala y tiene un tumor espinal (News Sicilia, 9 junio).
La gota de vino
En Familia Cristiana (noviembre 2017) el teólogo Antonio Rizzolo explicaba que es posible, con la aprobación del obispo, participar solo con la Comunión bajo la especie del vino.
El teólogo informó también del “caso particular de un chico de Modena que padece una rara y grave enfermedad. Se alimenta con una sonda, pero puede tomar la Comunión con una gota de vino consagrado que se coloca en su lengua a través de una jeringa”.
“Una cosa muy fea”
El papa Francisco dijo, en el Jubileo de los discapacitados, en 2016, que no admitir a la Comunión a personas discapacitadas es “una cosa muy fea”.
Es verdad que el Código de derecho canónico reserva la Eucaristía a los bautizados que han alcanzado la edad en la que se tiene uso de razón (can. 913), pero se refiere a las situaciones normales.
El mismo Benedicto XVI, en la exhortación apostólica Sacramentum Caritatis, superó esta norma pidiendo que se asegurara la Comunión eucarística también a los discapacitados mentales. Ellos, de hecho, “reciben la Eucaristía también en la fe de la familia y la comunidad que los acompaña”.
Existe en mérito también un documento del 2004 de la Oficina catequética nacional, con diversas indicaciones prácticas. Se llama La iniciación cristiana para personas discapacitadas.
La historia de Andrea
En el blog Amici di Lazzaro se cuenta la historia de un muchacho que no puede ni beber ni comer, pero que ha resuelto la cuestión de la Eucaristía.
Es la historia de Andrea, un chico que nació en Cesena el 19 de junio de 1989, que padece una grave y rara enfermedad, el Síndrome de Charge.
A causa de su grave enfermedad Andrea, después de haber sido autorizado por el obispo, participa de la Eucaristía de forma completamente particular.
La GEP
En el momento de la comunión de los fieles el sacerdote entrega la jeringa a la mamá que puede dar la comunión a Andrea con la sangre de Cristo a través de la GEP. Una forma sin duda singular, pero única posible para Andrea que todavía hoy recibe a Jesús una vez al mes.